La costumbre de utilizar cucuruchos fue fruto de una de esas situaciones delicadas en las que hay que reaccionar con urgencia. Estamos en Estados Unidos, en 1904, en la feria de ST.Louis, Missouri. Fornachou, un agresivo vendedor de helados, se encuentra de repente con que le quedan pocos platos de papel para servir a sus clientes. Víctima de su dinamismo comercial y de la calidad de sus productos, no se resigna a tener que abandonar en plena tarde. En el stand de al lado, Hamwi, un panadero sirio, fabrica deliciosos gofres. En aquel Missouri de 1904, los apetitosos gofres de Hamwi parecen más bien crepes gruesos, redondos y planos, en vez de la enormes planchas alveoladas y espolvoreadas de azúcar que conocemos hoy. Solidario con su apesadumbrado vecino, Hamwi le sugiere que sirva el helado sobre los gofres. Fornachou aprovecha inmediatamente la ocasión e, instintivamente, enrolla el gofre en forma de cucurucho para servir mejor el helado.
Acababa de nacer el helado de cucurucho.
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