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domingo, 5 de agosto de 2012

1941-El asesinato de Heydrich



Para muchas personas en la Alemania nazi, el Obergrupführer (teniente general), Reinhard Tristan Heydrich era un ejemplo de la nueva generación que ahora gobernaba su país. Nacido en 1904, era un hombre alto, rubio y de ojos azules. Era un experto jinete, practicaba la esgrima y tocaba bien el violín. Estaba casado y tenía dos hijos, Klaus y Heide.

Además, Heydrich era uno de los hombres más siniestros y temidos del Tercer Reich. En enero de 1942, dirigió la conferencia de Wannsee, que puso en marcha la “solución final de la cuestión judía”, acabó con el asesinato de seis millones de judíos, homosexuales, gitanos, comunistas y otros grupos que los nazis consideraban indeseables.

Antes de esa fecha, el 28 de septiembre de 1941, Heydrich había sido nombrado Reichsprotektor de Bohemia y Moravia (las provincias checas de la república de Checoslovaquia). Su primera acción consistió en incrementar los sueldos de los obreros de la industria pesada. Simultáneamente, ordenó a las SS que capturasen a cualquiera que opusiera resistencia y que lo arrestase, ejecutase o deportase. Esta táctica de la “zanahoria y el palo” funcionó bastante bien y la producción de armamento aumentó.

El gobierno británico tenía la intención de eliminar a este sanguinario nazi, pero necesitaba el apoyo del gobierno checo, exiliado en Londres. Los checos estaban divididos entre los que temían represalias y los que querían actuar. Sin embargo, en 1941, se lanzó la Operación Antropoide. Dos soldados de las fuerzas checas libres, los sargentos Jan Kubis y Josef Gabcik, fueron entrenados por el Ejecutivo Especial de Operaciones (SOE) y lanzados sobre Checoslovaquia. Se dirigieron a Praga y contactaron con los grupos de resistencia.

Heydrich era un objetivo difícil de asesinar. Pero en el camino de casa a Praga, era acompañado tan sólo por su conductor. Se eligió la esquina de Kirchmayerstrasse y Klein Holeschowitzerstrasse para la emboscada. Gabcik llevaría una metralleta Sten de 9 mm escondida bajo la gabardina y Kubis una granada de mano antitanques modificada, metida en un maletín. Si Gabcik no conseguía matar a Heydrich, la granada sin duda acabaría con él.

El 27 de mayo, Kubis y Gabcik, con otros dos soldados checos, el sargento Josef Valcik y el teniente
Adolf Oopalka como centinelas, tomaron sus posiciones. Hacia las diez de la mañana, Valcik emitió una señal con un espejo y en el momento en que el Mercedes verde de Heydrich tomó la curva, Gabcik se desembarazó de su gabardina, sacó la ametralladora, apuntó, pero no pasó nada. Se había atascado el mecanismo.

La granada lanzada por Kubis voló por los aires. Explotó junto a una de las ruedas traseras del coche hiriendo a Heydrich. Al escaparse los soldados checos, el Oberscharführer Klein, chofer de Heydrich, se lanzó a perseguir a Valcik. Hubo un breve tiroteo, pero Valcik escapó.

Heydrich fue transportado al hospital de Bulokvka, donde fue intervenido para retirarle los pedazos de metralla y los fragmentos de relleno del asiento que tenía alojados en el abdomen. A pesar de todos los esfuerzos, murió por envenenamiento de la sangre el 4 de junio de 1942. El día 8 fue enterrado en el cementerio Invaliden de Berlín.

Se declaró la ley marcial y las SS y la Gestapo llevaron a cabo una investigación a fondo. El 9 de junio, obedeciendo a la falsa información según la cual los habitantes de las aldeas de Lidice y Lezaky, cerca de Praga, habían ayudado a los paracaidistas, las SS entraron en las aldeas, ejecutaron a 198 hombres, transportaron a 184 mujeres al campo de concentración de Ravensbrück y enviaron a 11 a la cárcel. Se llevaron a 98 niños. Los que fueron considerados racialmente aptos, fueron adoptados por familias de las SS. Mientras, destruyeron las aldeas completamente y en Lidice, hasta cambiaron el curso del río. Karl-Hermann Frank, el nuevo Reichsprotektor, declaraba con orgullo que ahora sólo podría crecer maíz donde antes estaba el pueblo.

El 18 de junio, traicionados por Karel Curda, un compañero de las SOE, Kubis, Gabcik, Valcik y Opalka, junto a otros tres partisanos de la resistencia, quedaron atrapados en la iglesia de San Cyril y San Methodus, en Praga. Las SS atacaron en la madrugada.

Tres hombres –Jaroslavl Svarc, Opalka y Kubis- murieron al instante en un tiroteo desde uno de los
balcones de la iglesia. Los cuatro que permanecían en la cripta (Gabcik, Valcik, Jan Hruby y Josef Bubvlik), siguieron luchando. Consiguieron mantener a raya a 760 soldados de las SS. Durante el enfrentamiento, los dos grupos mataron a 14 hombres de las SS e hirieron a 21.

Esa misma mañana, bajo las órdenes de las SS, los bomberos de Praga comenzaron a introducir agua en la cripta a través de los orificios de ventilación. Hacia el mediodía, tras seis horas de tiroteo, los miembros de las SS escucharon cuatro tiros, seguidos de un largo silencio. Los cuatro hombres se habían reservado las últimas cuatro balas.

Fue tal el reinado de terror instaurado tras la ejecución de Heydrich, que Bohemia y Moravia no volvieron a molestar a los alemanes en el resto de la guerra. Sin embargo, el organizador de la Operación Antropoide declaró más tarde: “dadas las circunstancias del momento, fue un buen intento. Fue la mayor operación de resistencia del país, y es una página importante en la historia de Checoslovaquia en la Segunda Guerra Mundial. Los checos deberían estar orgullosos de ello. Yo lo estoy”.

1 comentario:

Trattoria di Bartolo dijo...

Bien muerto el traidor Heydrich quien siendo MEDIO JUDIO no tuvo empacho al perseguir y asesinar a los que eran de su propia raza.