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martes, 1 de julio de 2014

La Acupuntura








La acupuntura es uno de los tratamientos médicos más antiguos aún en uso y tuvo su origen hace más de 2.500 años. Su filosofía se asienta en las enseñanzas tradicionales del taoísmo, que promueve la armonía entre el hombre y el entorno y un equilibrio entre el ying y el yang.

Varios textos claves han contribuido, a lo largo de los siglos, a fijar los principios de la acupuntura. La primera mención se puede encontrar en el Nei Jing (Clásico de Medicina Interna del Emperador Amarillo), escrito por Huang Di, que data del 300 a.C. El libro detalla varias enfermedades, sus orígenes y los puntos de acupuntura asociados. En el 260 d.C., el conocido médico Huang-Fu Mi compiló un texto en doce volúmenes describiendo la práctica de la acupuntura, titulado Manual General de Acupuntura y Moxibustion, en el que se describen muchos de los puntos específicos o resonadores utilizados hoy día y una explicación de dónde y a qué profundidad insertar cada aguja.

Los primeros acupuntores utilizaban agujas de piedra o hueso, Más tarde, de metal (bronce, oro y plata). Originalmente, había sólo 365 puntos de presión en el cuerpo, cada uno de los cuales estaba relacionado con un día del año. Con el tiempo, ese número se incrementó hasta superar los 2.000.

A comienzos del siglo XIX, los viajeros que volvían de China trajeron la acupuntura con ellos. Médicos de Europa y Estados Unidos empezaron a experimentar con la técnica. Uno de sus primeros defensores fue un doctor francés, George Soulie de Morant, que viajó a China con el cambio de siglo y cuando regresó a Europa dos décadas después, presentó a los médicos franceses la acupuntura clásica y sus técnicas.

En los Estados Unidos, la acupuntura empezó a popularizarse en los años setenta, a raíz del viaje de Nixon a China. La primera mención en los medios de comunicación de ese país fue un artículo del “New York Times” escrito por James Reston, en el que describía cómo la acupuntura había aliviado su dolor tras una cirugía de apéndice. En las últimas décadas, esta técnica china ha ido ganando adeptos y hoy hay ya guías sólidas que regulan su uso así como sociedades y organizaciones que adiestran a los profesionales. En 2002, el número de americanos que habían recurrido a la acupuntura en los doce meses anteriores había sido de 2.1 millones. En la actualidad, más de diez millones reciben este tipo de tratamiento cada año.

Para la medicina tradicional china, las enfermedades son el resultado de un desequilibrio entre dos
fuerzas presentes en el organismo: el yin y el yang. La acupuntura restablece el equilibrio mediante la modificación del chi, la supuesta energía que fluye rítmicamente por nuestro cuerpo siguiendo unas líneas o canales invisibles llamados meridianos. Esto se consigue con la ayuda de agujas que se aplican en los llamados puntos de acupuntura, los lugares en los que la energía vital aflora a la superficie de la piel. Pero la ciencia no ha logrado desvelar la existencia del chi, ni de los canales por los que viaja ni los puntos por los que aflora.

Sin embargo, y con las salvedades antes señaladas, las agujas curan. Así lo atestiguan numerosos estudios clínicos. En 1997, un comité médico de los Institutos Nacionales de la Salud estadounidenses reconoció que la eficacia de la acupuntura se sitúa por encima del placebo en determinadas patologías. 


- La osteoartritis. Un estudio de 2004 en el "Annals of Internal Medicine" arrojó el resultado de que la acupuntura reduce significativamente el dolor y mejoró la funcionalidad en personas con osteoartritis de la rodilla que no podía tratarse con la medicina ortodoxa. El estudio incluyó a 294 pacientes con osteoartritis crónica. Después de ocho semanas, los participantes que recibieron acupuntura informaron mucho menos dolor en su rodilla afectada que los que no recibieron el tratamiento.

- La fibromialgia. Un estudio de 2006 de la Clínica Mayo sobre 50 pacientes encontró que la acupuntura mejoró significativamente los síntomas de esta enfermedad que causa dolores musculares, fatiga y rigidez en las articulaciones.

- Náuseas inducidas por la quimioterapia. Un estudio de 2000 en el "Journal of the American Medical
Association" encontró que la electroacupuntura, si se combina con la medicación, alivia en mayor medida las náuseas y vómitos causados por la quimioterapia que si se utilizaran sólo las pastillas. El estudio incluyó a 104 mujeres con cáncer de mama que habían recibido altas dosis de quimioterapia. Entre las mujeres en el grupo de electroacupuntura se registró sólo un tercio de los episodios de vómitos de los del grupo de medicamentos. Otros estudios avalan su uso en náuseas relacionadas con la quimioterapia, así como la cirugía y el embarazo.

- La fertilización in vitro. Tres estudios de 2.006 sugieren que la acupuntura puede ayudar a las mujeres que se someten a fertilización in vitro (FIV). Aquellas mujeres que se sometieron a acupuntura antes y después de la transferencia de embriones, aumentaron entre un 8 y un 18% más sus embarazos que las mujeres sometidas a acupuntura simulada (placebo) o ningún tratamiento. El único inconveniente –aunque leve- fue que uno de los estudios encontró que las mujeres que recibieron acupuntura eran ligeramente más propensas a sufrir un aborto.

- Problemas de control de la vejiga. Un informe publicado en julio de 2005 en la revista “Obstetrics & Gynecology” halló que la acupuntura puede aliviar la vejiga hiperactiva. De un grupo de 74 mujeres, aquellas tratadas con acupuntura hubieron de realizar un 30% menos de visitas urgentes al cuarto de baño, en comparación con la reducción del 3% en el grupo que recibió acupuntura simulada.

A pesar de estos resultados favorables, algunos expertos advierten que es difícil probar la acupuntura en un entorno clínico. En parte, esto es debido a que cualquier estudio clínico válido ha de incluir un grupo de control al que se le da un tratamiento falso o placebo. En el caso de la acupuntura, el placebo se compone de agujas insertadas en puntos al azar, en lugar de en los puntos de presión real. Como prueba, un estudio de 2006 en el "British Medical Journal" encontró que la acupuntura reduce el número de días que los pacientes sufrían de dolores de cabeza relacionadas con la presión sanguínea, pero la acupuntura simulada en el estudio obtenía casi los mismos resultados.

Además, la calidad de la investigación realizada hasta ahora sobre la acupuntura no ha sido consistente. Muchos de los estudios en el pasado han sido sobre muestras reducidas y se han centrado en el corto plazo, en lugar de resultados a largo plazo. Algunos expertos afirman que para probar de manera definitiva la eficacia de la acupuntura son necesarios amplios ensayos controlados.

La acupuntura, como cualquier otro tipo de tratamiento, comienza con una consulta. El acupuntor
pregunta acerca del historial médico y las enfermedades que se puedan experimentar en ese momento. Luego, realizará un examen para identificar el órgano (s) involucrado en el problema.
El siguiente paso consiste en asignar los puntos de presión en el meridiano correspondiente (s) a su dolencia. Doce meridianos principales recorren todo el cuerpo. Cada meridiano contiene una serie de puntos de presión.

Las agujas pueden ser colocadas en la zona afectada por el problema, o en sitios distantes, en otras partes del cuerpo. Por ejemplo, el dolor lumbar es tratado mediante la estimulación de los puntos de acupuntura en el meridiano de la vejiga. A menudo, puntos en las diferentes áreas del cuerpo (delante y detrás, izquierda y derecha, o arriba y abajo de la cintura) son estimulados simultáneamente para aumentar la eficacia del tratamiento.

Cuando el acupuntor está listo para comenzar el tratamiento, desinfectará la piel con alcohol y luego insertará entre tres y quince agujas con profundidad variable. Estas agujas son de acero inoxidable y tan delgadas como un cabello. Puede sentirse un ligero dolor mientras se insertan las agujas, pero una vez que están en la piel, ya no se siente molestia alguna. Las agujas se dejan en la piel de 5 a 20 minutos y puede aplicarse a la vez algún tipo de estimulación eléctrica, calor o masaje.

El número de sesiones necesarias depende del problema, pero se suele acudir una vez a la semana
durante doce semanas, posiblemente espaciando las visitas conforme los síntomas mejoren.

Siempre que se acuda a un especialista, la acupuntura está considerada muy segura. La piel se limpia con alcohol, las agujas se esterilizan y son desechables, por lo que el riesgo de infección es muy bajo. Pueden producirse algunos dolores o algún ligero sangrado, irritación o hematoma en el punto de la aguja. Algunas personas pueden sentirse cansadas o mareadas después de una sesión. En casos muy raros, las complicaciones más graves pueden darse en caso de que la aguja perfore un riñón, los pulmones u otros órganos.

Eso sí, a pesar de su seguridad general, la acupuntura no es para todos. Las personas con trastornos en la coagulación o que estén tomando anticoagulantes (como heparina y Coumadin) no deberían someterse a tratamiento con esta disciplina. Tampoco es recomendable para personas que tienen marcapasos o dispositivos eléctricos implantados.

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