Para cualquiera que viva en una ciudad o trabaje en un bloque de oficinas, el lenguaje Braille será algo familiar. Sus caracteres están en los botones del ascensor, los letreros y los mapas y directorios. Los puntos son pequeños y fáciles de pasar por alto y si no necesitamos leerlos, puede que incluso ni los veamos. Por eso no nos damos cuenta de lo importante que son esos pequeños puntos. Antes de la invención del Braille, los ciegos prácticamente no tenían ninguna oportunidad de conseguir no ya educación, sino un empleo. Las pocas escuelas de ciegos que existían no eran sino unos talleres donde aquellos desafortunados podían vivir y aprender algunas habilidades básicas, sin aprender a leer o escribir. Braille lo cambió todo al desarrollar un método eficiente de comunicación y transmisión de conocimiento.
¿Cómo funciona el Braille? Las "células" Braille que se usan en la actualidad tienen hasta seis puntos, una anchura de dos puntos y una altura de tres y ya no usan rayas. Se puede identificar cada punto con un número: los puntos uno, dos y tres a la izquierda ,y los cuatro, cinco y seis a la derecha. Una célula con un punto en la posición seis, por ejemplo, indica que la siguiente célula es una letra mayúscula; una célula marcada con los puntos tres al seis representa un número. Los caracteres braille para los números del cero al nueve son los mismos que los de las letras "a" a "j".
Una línea braille típica tiene una longitud de 40 caracteres y una página cuenta con unas 25 líneas; es decir, el sistema Braille utiliza más espacio que la escritura convencional. Las páginas de un libro Braille son también más gruesas que el papel ordinario y han de estar unidas de tal forma que puedan ponerse completamente lisas y el lector pueda alcanzar fácilmente las letras. Todo ello da como resultado unos libros relativamente voluminosos: la versión Braille de "Harry Potter y la Orden del Fénix" tenía catorce volúmenes.
Para ahorrar espacio y hacer más rápido el proceso de lectura, muchos invidentes aprenden a leer el Braille acortado, antes conocido como Braille de Grado 2. El Braille normal o Grado 1, que acabo de describir, representa letras individuales, números y símbolos. El Braille acortado utiliza caracteres para representar combinaciones de letras o incluso palabras enteras, como preposiciones o conjunciones de varias letras.
Hay teorías opuestas respecto a si es conveniente que una persona aprenda el Braille ordinario o el acortado. Algunos educadores opinan que el Braille estándar es una base sólida para pasar al acortado; además, aprender los caracteres de letras y símbolos individuales es más sencillo para los niños que están aprendiendo a leer.
Los estudios han indicado que la parte del cortex cerebral relacionado con la visión en las personas ciegas se activa cuando leen Braille. Hay dos teorías que intentan explicar este fenómeno. Uno es que cuando alguien pierde la vista, el cerebro comienza a utilizar el cortex visual en otras funciones. La otra es que esa parte del cortex es en realidad una zona de almacenamiento de información que los centros de proceso del lenguaje utilizan; por tanto, el cortex visual cumple una misión importante a la hora de procesar cualquier tipo de palabra, ya sea percibida de forma visual o táctil.
La manera de leer Braille es mover las puntas de los dedos de izquierda a derecha a lo largo de las líneas de puntos. Pero a la hora de escribir, se hace de derecha a izquierda, perforando los puntos en el papel para que aparezcan por la otra cara del mismo. Se puede escribir en Braille de varias maneras, siendo los más comunes: físicamente (marcando cada punto con un estilete); con una máquina Braille que cuenta con una tecla para cada uno de los seis puntos de la celda; o bien con un teclado de máquina de escribir ordinario que va traduciendo cada letra a una celda Braille.
Aprender a usar estas técnicas y leer Braille no es como leer y escribir letra impresa. Muchos niños ciegos aprenden con cartillas, pero a diferencia de las cartillas normales, que tienen dibujos para ayudar a los niños a memorizar los símbolos y su significado, el aprendizaje con cartillas para niños ciegos ha de combinarse con otros instrumentos especiales. Los métodos para enseñar a los adultos que pierden la vista son diferentes.
La tecnología está ayudando enormemente a los ciegos y a los diseñadores de soportes pedagógicos para invidentes. Hacer un libro en Braille lleva tiempo. Hasta hace muy poco tiempo, traducir un libro a escritura Braille requería que "traductores" videntes fueran escribiendo en Braille palabra a palabra, a mano, lo que podía costar cientos de horas de trabajo. Los programas de reconocimiento óptico e impresoras electrónicas de Braille han simplificado mucho el proceso: en vez de copiar el libro a mano, se escanean, se traduce informáticamente el texto a lenguaje Braille y con una impresora especial se obtiene una copia lista para ser leída.
Leer Braille es también un proceso más lento que leer letra impresa. Mientras un alumno de enseñanza media no ciego puede leer 280 palabras por minuto, un lector invidente experimentado puede leer de 125 a 200 palabras por minuto en Braille. Para intentar reducir esa diferencia, muchos invidentes hacen uso de otros medios para reunir información, tales como programas informáticos que leen las pantallas de ordenador, audiolibros, grabaciones de profesores, familiares o amigos... Los audiolibros, por ejemplo, han ido evolucionando desde su aparición en los años sesenta con formato de disco de vinilo, a cassete magnetofónica en los noventa y su digitalización como archivos almacenables en USB en 2008.
¿Cómo funciona el Braille? Las "células" Braille que se usan en la actualidad tienen hasta seis puntos, una anchura de dos puntos y una altura de tres y ya no usan rayas. Se puede identificar cada punto con un número: los puntos uno, dos y tres a la izquierda ,y los cuatro, cinco y seis a la derecha. Una célula con un punto en la posición seis, por ejemplo, indica que la siguiente célula es una letra mayúscula; una célula marcada con los puntos tres al seis representa un número. Los caracteres braille para los números del cero al nueve son los mismos que los de las letras "a" a "j".
Una línea braille típica tiene una longitud de 40 caracteres y una página cuenta con unas 25 líneas; es decir, el sistema Braille utiliza más espacio que la escritura convencional. Las páginas de un libro Braille son también más gruesas que el papel ordinario y han de estar unidas de tal forma que puedan ponerse completamente lisas y el lector pueda alcanzar fácilmente las letras. Todo ello da como resultado unos libros relativamente voluminosos: la versión Braille de "Harry Potter y la Orden del Fénix" tenía catorce volúmenes.
Para ahorrar espacio y hacer más rápido el proceso de lectura, muchos invidentes aprenden a leer el Braille acortado, antes conocido como Braille de Grado 2. El Braille normal o Grado 1, que acabo de describir, representa letras individuales, números y símbolos. El Braille acortado utiliza caracteres para representar combinaciones de letras o incluso palabras enteras, como preposiciones o conjunciones de varias letras.
Hay teorías opuestas respecto a si es conveniente que una persona aprenda el Braille ordinario o el acortado. Algunos educadores opinan que el Braille estándar es una base sólida para pasar al acortado; además, aprender los caracteres de letras y símbolos individuales es más sencillo para los niños que están aprendiendo a leer.
Los estudios han indicado que la parte del cortex cerebral relacionado con la visión en las personas ciegas se activa cuando leen Braille. Hay dos teorías que intentan explicar este fenómeno. Uno es que cuando alguien pierde la vista, el cerebro comienza a utilizar el cortex visual en otras funciones. La otra es que esa parte del cortex es en realidad una zona de almacenamiento de información que los centros de proceso del lenguaje utilizan; por tanto, el cortex visual cumple una misión importante a la hora de procesar cualquier tipo de palabra, ya sea percibida de forma visual o táctil.
La manera de leer Braille es mover las puntas de los dedos de izquierda a derecha a lo largo de las líneas de puntos. Pero a la hora de escribir, se hace de derecha a izquierda, perforando los puntos en el papel para que aparezcan por la otra cara del mismo. Se puede escribir en Braille de varias maneras, siendo los más comunes: físicamente (marcando cada punto con un estilete); con una máquina Braille que cuenta con una tecla para cada uno de los seis puntos de la celda; o bien con un teclado de máquina de escribir ordinario que va traduciendo cada letra a una celda Braille.
Aprender a usar estas técnicas y leer Braille no es como leer y escribir letra impresa. Muchos niños ciegos aprenden con cartillas, pero a diferencia de las cartillas normales, que tienen dibujos para ayudar a los niños a memorizar los símbolos y su significado, el aprendizaje con cartillas para niños ciegos ha de combinarse con otros instrumentos especiales. Los métodos para enseñar a los adultos que pierden la vista son diferentes.
La tecnología está ayudando enormemente a los ciegos y a los diseñadores de soportes pedagógicos para invidentes. Hacer un libro en Braille lleva tiempo. Hasta hace muy poco tiempo, traducir un libro a escritura Braille requería que "traductores" videntes fueran escribiendo en Braille palabra a palabra, a mano, lo que podía costar cientos de horas de trabajo. Los programas de reconocimiento óptico e impresoras electrónicas de Braille han simplificado mucho el proceso: en vez de copiar el libro a mano, se escanean, se traduce informáticamente el texto a lenguaje Braille y con una impresora especial se obtiene una copia lista para ser leída.
Leer Braille es también un proceso más lento que leer letra impresa. Mientras un alumno de enseñanza media no ciego puede leer 280 palabras por minuto, un lector invidente experimentado puede leer de 125 a 200 palabras por minuto en Braille. Para intentar reducir esa diferencia, muchos invidentes hacen uso de otros medios para reunir información, tales como programas informáticos que leen las pantallas de ordenador, audiolibros, grabaciones de profesores, familiares o amigos... Los audiolibros, por ejemplo, han ido evolucionando desde su aparición en los años sesenta con formato de disco de vinilo, a cassete magnetofónica en los noventa y su digitalización como archivos almacenables en USB en 2008.
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