En realidad, estos roedores que habitan en las tundras, taiga y praderas árticas, no se suicidan en masa como mucha gente cree.
La idea de suicidio parece que tiene su origen en el trabajo de algunos naturalistas del siglo XIX que presenciaron –aunque no comprendieron- el ciclo de explosión demográfica de cuatro años que suele tener lugar entre las poblaciones del lemming noruego. Los lemmings tienen una capacidad reproductiva fenomenal. Una hembra puede llegar a dar a luz a ochenta crías al año. Los escandinavos llegaron a creer que estos animalillos surgían espontáneamente creados por el propio clima.
Lo que realmente sucede es que inviernos suaves tienen como consecuencia superpoblación y, por lo tanto, falta de alimento. Los lemmings comienzan entonces a moverse a la búsqueda de pastos –se alimentan de hierba, raíces y frutos- hacia territorios que no conocen. Cuando surge un obstáculo natural, bien sean acantilados, ríos o la orilla del mar, los animalillos comienzan a amontonarse, incapaces de franquear la barrera pero imposibilitados para regresar porque sus congéneres siguen apelotonándose detrás. Aparece el pánico y la violencia, suceden accidentes… pero no es suicidio.
Existe otro mito relacionado con la idea del suicidio en masa: que fue inventado en 1958 para una película documental de Walt Disney, “White Wilderness”. Es cierto que el filme era un montaje: fue rodado en el estado canadiense de Alberta, que no tiene mar y los lemmings tuvieron que ser transportados desde lugares muy alejados de Manitoba. Las escenas de la “migración” se hicieron utilizando unos pocos animales moviéndose por un plato giratorio cubierto de nieve; y la conocida escena final, en la que los lemmings se tiran al mar y a la muerte, se rodó por el expeditivo método de tirarlos al río. Pero la verdad es que Disney fue sólo responsable de recrear una historia que ya circulaba desde el siglo XIX.
La idea de suicidio parece que tiene su origen en el trabajo de algunos naturalistas del siglo XIX que presenciaron –aunque no comprendieron- el ciclo de explosión demográfica de cuatro años que suele tener lugar entre las poblaciones del lemming noruego. Los lemmings tienen una capacidad reproductiva fenomenal. Una hembra puede llegar a dar a luz a ochenta crías al año. Los escandinavos llegaron a creer que estos animalillos surgían espontáneamente creados por el propio clima.
Lo que realmente sucede es que inviernos suaves tienen como consecuencia superpoblación y, por lo tanto, falta de alimento. Los lemmings comienzan entonces a moverse a la búsqueda de pastos –se alimentan de hierba, raíces y frutos- hacia territorios que no conocen. Cuando surge un obstáculo natural, bien sean acantilados, ríos o la orilla del mar, los animalillos comienzan a amontonarse, incapaces de franquear la barrera pero imposibilitados para regresar porque sus congéneres siguen apelotonándose detrás. Aparece el pánico y la violencia, suceden accidentes… pero no es suicidio.
Existe otro mito relacionado con la idea del suicidio en masa: que fue inventado en 1958 para una película documental de Walt Disney, “White Wilderness”. Es cierto que el filme era un montaje: fue rodado en el estado canadiense de Alberta, que no tiene mar y los lemmings tuvieron que ser transportados desde lugares muy alejados de Manitoba. Las escenas de la “migración” se hicieron utilizando unos pocos animales moviéndose por un plato giratorio cubierto de nieve; y la conocida escena final, en la que los lemmings se tiran al mar y a la muerte, se rodó por el expeditivo método de tirarlos al río. Pero la verdad es que Disney fue sólo responsable de recrear una historia que ya circulaba desde el siglo XIX.
1 comentario:
son unos animales facinantes
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