La primera línea del metro de Londres fue la Metropolitan Line, inaugurada en 1863, y que discurría de Paddington a Farrington. Durante los siguientes setenta años, la competitividad del empresariado capitalista clásico dio origen a una vasta red de 165 compañías independientes que dirigían un sistema de transportes públicos formado por autobuses y trenes de metro. Cada compañía mostraba su identidad por medio de los uniformes de los empleados, los vagones y las estaciones, que en ocasiones no distaban más de noventa metros de las de sus competidores.
En 1924, un comité aconsejó al ministro de Transportes que tomara medidas ante la “aguda y derrochadora competencia”, pero London Transport no se formó hasta 1931. Frank Pick, primer director de la compañía, se percató de que la nueva empresa no tendría ninguna posibilidad de éxito a no ser que sus empleados pudiesen identificar la red como una unidad eficiente. Para ello se apoyó en el diseño, lo que resultó toda una novedad para la época, partiendo en gran medida de los ideales de John Ruskin y William Morris, quienes durante el siglo XIX contemplaron el diseño como un medio para aumentar el potencial intelectual del público.
Pero Pick usó el diseño para algo más novedoso: lo utilizó para englobar a toda una serie de empresas, cada una con su estilo propio, bajo una única identidad visual nueva. Lo que el público debía ver era un servicio sólido combinado con un diseño brillante y reconocible para que pudiese entender que la nueva compañía era una unidad. En esencia, Pick introdujo un único marco visual potente y al hacerlo creó la primera “identidad corporativa” totalmente integrada. Se invitó a arquitectos a crear estaciones nuevas y a varios diseñadores gráficos a idear carteles y la tipografía que se utilizaría en estaciones y planos de ruta. Edward Johnson diseñó una nueva tipografía y un logotipo para los nombres de las estaciones. Los autobuses, que estaban pintados de rojo, tendrían su propio logotipo.
Harry Beck, uno de los electricistas de la compañía, diseñó por iniciativa propia un plano basado en un circuito eléctrico que fue aceptado tras un par de negativas. Las líneas rectas, las terminaciones uniformes y los ángulos de 45 grados dieron como resultado una representación de Londres más abstracta que geográfica. La escala no era fija, para que el plano pudiese extenderse desde el centro hasta los suburbios. De hecho, el plano no se quedaba en un simple esquema del metro de Londres, pues su imagen reconocible y nombres tan famosos como Victoria Station, Oxford Circus, Picadilly Circus y Leicester Square lo convirtieron en algo más que el diagrama de un sistema de transportes: era Londres tal y como lo imaginaba la gente. Fue, el abuelo de todos los planos de metro del mundo.
martes, 3 de noviembre de 2009
El plano del metro de Londres
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