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miércoles, 22 de julio de 2009

El origen de la botella de Coca Cola


John Stith Pemberton, respetado farmacéutico de Atlanta, Georgia, era un hombre creativo, al igual que otros farmacéuticos profesionales de su tiempo, muchos de los cuales bordeaban el curanderismo; creó sus propias recetas secretas para curar a unos clientes enfermos. Su primer brebaje fue un jarabe para la tos, Globe of Flower, que no obtuvo buenos resultados. Su siguiente creación fue Extract of Stylinger, que también fracasó a la hora de proporcionarle el éxito que soñaba, incluso su French Wine of Coca apenas logró ventas. Los clientes se quejaban de que todos sus preparados sabían muy mal.

Sin embargo, el 8 de mayo de 1886, el mismo año en que se erigió la Estatua de la Libertad, el otro gran símbolo norteamericano, Pemberton preparó una nueva variante sobre el fuego de su jardín trasero que –tras un lento arranque- cambiaría el mundo. Una vez hubo diluido su oscuro jarabe con soda, algunos de los clientes de su farmacia se ofrecieron a probar la bebida. Durante el primer año sólo se vendieron unos 3.200 vasos, ya fuese como medicina o como refresco. Incluso insinuando que la bebida podía incrementar la potencia sexual del bebedor sólo causó un impacto moderado en las ventas. Su socio, Frank Robinson, inventó el nombre Coca-Cola y también fue responsable de la estilizada tipografía que se viene usando desde entonces, prácticamente inalterada, a modo de marca de fábrica y de nombre del producto mismo.

Unos años después de la muerte de Pemberton, los derechos se vendieron a Asa Candler, que fundó la compañía Coca-Cola en Atlanta en 1892. El jarabe se distribuía entre las heladerías del distrito y se diluía con soda en el vaso del cliente. En 1894, varias embotelladoras obtuvieron el permiso para rellenar los envases con una combinación del jarabe y soda a condición de que la elaboración del jarabe quedara en manos de Coca-Cola Company, que seguiría siendo la responsable de toda la publicidad. Este sistema de franquicia es el que todavía se usa en la actualidad.


Las embotelladoras independientes utilizaban cada una sus propios envases de tal manera que, a medida que el número de embotelladoras aumentaba y la distribución se expandía gradualmente por Estados Unidos, la bebida comenzó a ser distribuida en botellas de varias formas y tamaños, allanando el camino a los imitadores. Incluso el nombre de la marca quedó desprotegido. La compañía se veía constantemente envuelta en litigios para salvaguardar su producto y la variedad de envases dificultaba cada vez más realizar campañas publicitarias eficaces. En 1915, se solucionó el problema: la empresa decidió diseñar la botella y convocó un concurso, que ganó la empresa Root Glass Company. Al parecer, un ayudante de oficina fue a la biblioteca para buscar una ilustración del fruto de la cola que inspirase el diseño y regresó con un dibujo de una vaina de cacao arrancado de una enciclopedia.

No se sabe quién exactamente inventó el diseño, pero en 1915 se registró la patente con el nombre del director, Alexander Samuelson. Al año siguiente se produjo una versión mucho más estilizada de la botella que, junto con el nombre de la marca y la marca registrada, son hoy el símbolo de algo más que un simple refresco.
Y esto el resto.

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