lunes, 2 de septiembre de 2013
Hinduísmo: La época vedanta
La filosofía y la religión están profundamente entrelazadas en la tradición hindú, y los pensadores hindúes de todos los tiempos han emitido las más sutiles especulaciones acerca de la naturaleza de la realidad. Hacia el principio de la era actual, se habían desarrollado gran número de escuelas hindúes de filosofía, de las cuales seis fueron muy significativas. Aunque las fechas se discuten, los sistemas se formularon hacia principios de la era actual. En diversos grados, éstos aceptan las ideas de división social y las cuatro etapas de la vida (ver entrada anterior), apoyan la creencia en la transmigración de las almas y mantienen el moksha o liberación espiritual personal como meta final. Los textos principales se componen de aforismos abreviados conocidos como sutras. Los seis sistemas, con los nombres de sus fundadores entre paréntesis, y sus propuestas clave son:
- Nyaya (Gautama). Se ocupa principalmente de la lógica, análisis y naturaleza del razonamiento.
- Vaisheshika (Kanada). Esencialmente ateísta y dualista, enseña que la realidad está hecha de alma y materia, y que la materia está compuesta de átomos.
- Samkhya (Kapila). Como Vaisheshika, un sistema dualista que diferencia entre la materia o naturaleza (prakriti) y las incontables almas (purusha); las almas deben distinguirse de la materia antes de liberarse de ella.
- Yoga (Yajñavalkya?; codificado por Patañjali). Subraya que el moksha puede conseguirse por medio de un grupo de disciplinas mentales y físicas determinadas.
- Purva Mimamsa (Jaimini). Interpreta la filosofía y rituales de los Vedas; fue más tarde superada por el sistema vedanta.
- Vedanta (Badarayana). El más importante de todos los sistemas y que tratamos con más detalle a continuación.
Su nombre y temas principales procedían de las escrituras Upanishad, que eran consideradas como el final (anta) de los Vedas (ver entrada anterior). Escritos entre 800 y 500 a.C., los Upanishad –los “Himalayas del alma”- son uno de los más importantes textos espirituales del mundo. Su grandeza de pensamiento, penetración y lenguaje evocador han atraído a místicos, filósofos y poetas desde el tiempo de su concepción hasta nuestros días. El filósofo alemán Arthur Schopenhauer (1788-1860), por ejemplo, dijo que leerlos “había sido el consuelo de mi vida, y lo será de mi muerte”.
Se considera tradicionalmente que los Upanishad son entre 108 y 200, pero sólo hay entre 10 y 13 principales. Consisten en unos diálogos entre maestro y alumno o entre sabios, y sus principales doctrinas pueden resumirse así: aunque el poder de maya (“ilusión”) hace que el mundo parezca real, Brahman es la realidad última y sin forma.
Las personas poseen un alma o espíritu (atman) que es indestructible e idéntica a Brahman, y las cosas creadas del mundo comparten una unidad espiritual. La existencia futura del atman está determinada por el karma (resultado de todas las acciones) y el karma puede lograr la liberación (moksha) a través del largo ciclo de sucesivos nacimientos y muertes (samsara).
La filosofía vedanta procede de los Upanishad, como hemos dicho. Éstos fueron publicados primero en un texto conocido como el Vedanta Sutra o Brahma Sutra, y se piensa que fueron escritos por un filósofo llamado Badarayana más o menos a principios de la era actual. El tema central vedanta es el “monismo”: hay una sola realidad indivisible (Brahman) y el alma o atman es una con ella. Para entender completamente el Brahman, dice Badarayana, es esencial la intuición, no el intelecto.
La filosofía vedanta fue más tarde desarrollada por tres importantes escuelas que se basaban en la interpretación de sus fundadores: Shankara, Ramanuja y Madhva. El primero de ellos, Shankara, era un filósofo, místico y poeta que, según la tradición, nació en el año 788 y vivió sólo 32 años. Su santidad era tal que se le miraba como a una reencarnación del dios Siva.
Las enseñanzas de Shankara conformaron la escuela de Advaita o “no dualismo”. Enseñó que las personas creen que el mundo de cada día es real sólo porque son ignorantes. (Por ejemplo, con poca luz, una cuerda puede ser confundida con una serpiente). De hecho, el mundo es “maya” o ilusión. La única realidad es Brahman, que es idéntico al atman. La liberación del ciclo de samsara sólo puede conseguirse a través del conocimiento y la unión de atman con Brahman.
En contraste con Shankara, Ramanuja (h.1017-1137) enseñó que el mundo de cada día no es una ilusión, y que atman, aunque sea una parte de él, no es idéntico a Brahman. La liberación, conseguida sobre todo a través de bhakti, o amor hacia Dios, tiene lugar cuando el atman se reúne con Brahman, manteniendo su individualidad. Su escuela se conoce como vishisht-advaita, “no dualismo cualificado”.
Madhva (1197-1280) dio otro punto de vista más. Enseñó un sistema dvaita –“dualismo”- que mantenía que Brahman era distinto de atman. Ambos permanecen separados entre sí, no sólo en el mundo creado, sino incluso después de que el atman haya alcanzado la liberación, aunque llega a encontrarse en la proximidad de Brahman.
En la transmisión e interpretación de cualquiera de estas corrientes de pensamiento han jugado y siguen jugando un papel fundamental los gurús o maestros espirituales. Como se creía que los sabios en tiempos antiguos habían oído las palabras reveladas de dios, a las escrituras védidas se las llamaba shruti (“lo que se oye”). Los sabios compusieron los himnos védicos y los transmitieron oralmente a la siguiente generación, que conservó los Vedas. Estos textos shruti no se escribieron durante muchas generaciones; por ejemplo, el primer manuscrito del Rigveda data de hacia 1400 d.C., más de dos mil años después de que naciera.
El método oral de enseñanza era ideal para comunicar las escrituras y filosofía a los individuos, cualquiera que fuera su procedencia social. Los gurús también pueden discutir sus teorías con otros estudiosos en debate abierto. Aunque los gurús como Shankara, Madhva y Ramanuja, hasta Aurobindo (1872-1950) y Radhakrishnnan (1888-1975) en el siglo XX, usaban la escritura, sus debates seguían la tradición oral. Shankara, por ejemplo, debatió su teoría del no dualismo con pandits (estudiosos) en Benarés.
La transmisión oral del conocimiento ha sido también indispensable para extender el movimiento bhakti, del que hablaremos en otra ocasión, y en la comunicación de los grande poemas épicos de la literatura hindú, como el Mahabharata o el Ramayana, que gurús itinerantes llevaron hasta personas del pueblo que no sabían leer sánscrito. Muchos gurús modernos, como el Maharishi Yogui, fundador del movimiento de meditación trascendental, usan principalmente el método oral para llevar su mensaje a sus seguidores. Desde 1980, los gurús se han convertido a las nuevas tecnologías, utilizando la televisión o internet para transmitir el hinduismo.
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