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martes, 1 de octubre de 2013

La ilusión de Moisés




Hay una pregunta muy sencilla que es respondida erróneamente tantas veces que ha adquirido un nombre propio: La Ilusión de Moisés. Suena como un truco tonto, pero ejemplifica perfectamente cómo, bajo ciertas circunstancias, nuestra mente nos puede guiar por un camino equivocado. La pregunta es: “Cuántos animales de cada clase llevó Moisés en el Arca?

La respuesta es ninguna. Noé fue el patriarca bíblico que construyó el Arca. Moisés fue el caudillo que lideró a los judíos fuera de Egipto y se pasó dando vueltas por el desierto cuarenta años. Mucha gente se equivoca porque su mente pasa rápidamente por la pregunta para llegar a la respuesta: “Dos”. Otros reflexionan más, pero no sobre la pregunta sino sobre la respuesta: “¿No era algo así como catorce de las bestias puras y siete de las impuras?”. Y otros se dan cuenta de que es una pregunta con truco. Si eres de estos últimos… Felicidades.

El hecho es, sin embargo, que una gran parte de la gente a la que se le plantea la pregunta se equivoca, tal y como demuestran las pruebas y experimentos que se han realizado con este tipo de preguntas-trampa. Por ejemplo, preguntar de qué país era presidenta Margaret Thatcher: todo el mundo piensa inmediatamente en Gran Bretaña sin reparar en que la Dama de Hierro nunca fue presidenta, sino Primera Ministra. Estos despistes semánticos los consiguen los investigadores haciendo que las respuestas, aunque incorrectas, parezcan vagamente plausibles.

Bueno, ¿y qué? ¿Qué es lo que demuestra además de que a los psicólogos les gusta perder el tiempo? Bueno, en sí mismo, no es que pruebe mucho, pero si los tests van un paso más allá, podemos llegar a resultados muy interesantes. Porque cuando escuchamos repetida una frase, aunque no sea exacta a como la oímos por primera vez, creamos una especie de sendero mental que, como alguien bajo hipnosis, recorreremos con mayor facilidad más adelante. Tras una larga serie de preguntas con truco, los investigadores encontraron que los sujetos eran más proclives a creerse las respuestas incorrectas solo porque les “sonaba” que eran verdad. Creían que era Blancanieves quien perdió su zapatilla en lugar de Cenicienta, o que la frase “Ser o no Ser” había sido pronunciada por MacBeth en vez de Hamlet.

Esto es muy importante a la hora de prestar atención a los medios de comunicación y, en general, a todos aquellos que defienden cualquier postura o argumento, científico o ideológico. Para engañar a la gente, no hace falta darles la respuesta errónea, basta con plantear la pregunta incorrecta.

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