No es raro que a algunos enfermos crónicos se les ofrezcan terapias de risa, puesto que la risa es verdaderamente sana. Si se hace de forma regular fortalece el sistema inmunológico, colabora con la circulación y fortalece los pulmones. Además, se segregan hormonas de la felicidad y también con fuertes risas se pueden aliviar las afecciones psíquicas, incluso la depresión, y se pueden mitigar los dolores.
En el caso de un ataque de risa, el corazón bombea la sangre con más rapidez, y esto puede resultar peligroso para personas con el corazón débil o una elevada presión sanguínea. Nunca ha ocurrido, pero es posible pensar que una persona sana, si tiene algún defecto orgánico, puede tener un fallo cardíaco como consecuencia de un ataque de risa.
En la Edad Media había un método de tortura que hacía que la víctima riera hasta que confesara la información requerida. También en este caso han muerto personas, pues un ataque prolongado de risa tiene el mismo efecto en el organismo que un entrenamiento deportivo severo. En algún momento el cansancio es tan grande que fallan las funciones vitales.
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