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viernes, 15 de agosto de 2014

¿Se puede romper un vaso con la voz?




El sonido es una vibración que se traduce en minúsculas variaciones de la presión del aire. Se trata de un fenómeno ondulatorio (exactamente de una onda mecánica elástica) que se propaga perturbando el medio ambiente, que sufre expansiones y compresiones que modifican la densidad, posición y velocidad longitudinal de las partículas. Esa transmisión de energía mecánica se produce por interacción de las partículas.

Un sonido se caracteriza básicamente por su frecuencia (de 16 hercios –Hz- a 20 KHz la gama audible) y su intensidad (expresada en decibelios, dB). Las cuerdas vocales o el diafragma de un altavoz vibran, y las asociaciones de esas vibraciones sonoras dan lugar a composiciones musicales que el oído de cada uno apreciará más o menos según sus gustos y sensibilidad.

Así pues, los sonidos agudos o graves, potentes o inaudibles, hacen vibrar el medio ambiente. Pero las ondas chocan también con los objetos que nos rodean y unos absorben más vibraciones que otros. Hay materiales que dan la impresión de que ahogan un sonido, mientras que otros lo reflejan. De una manera esquemática digamos que ese fenómeno depende de la posible propagación de las vibraciones en el interior del objeto.

En ese mismo orden de cosas, el hecho de golpear suavemente en el borde de un vaso de cristal, dando un papirotazo o con ayuda de una varilla de madera, produce un sonido que posee características muy precisas y ese choque desencadena asimismo una vibración en la estructura del vaso. Si una voz pudiera reconstruir con mucha precisión las características de la onda producida por el papirotazo, podría en teoría hacer vibrar el vaso.

Pero para que una persona llegue a romper un vaso a distancia, debe tener: por una parte un oído tan experto que pueda captar la sutileza de las propiedades del sonido del vaso y, por otra, unas auténticas propiedades vocales para reproducir esa vibración, para dar esa nota. Además, romper el cristal exigiría una potencia de voz excepcional, y por último el fenómeno vibratorio debería prolongarse el tiempo suficiente para que la estructura del vaso se agitara hasta superar el umbral de rotura del cristal.

Ni que decir tiene que el conjunto de todas esas facultades deja muy pocas probabilidades de que haya alguien capaz de romper el vaso con su sola voz natural, es decir, sin amplificar, sin recurrir a medios electrónicos que amplíen específicamente el sonido emitido.

Algunos pretenden que el tenor italiano Enrico Caruso (1873-1921), uno de los más prodigiosos intérpretes de toda la historia de la ópera (y uno de los primeros que grabaron discos), podía romper un vaso de cristal con su sola voz natural. En realidad, nadie le vio jamás realizar tal proeza. Incluso su esposa desmintió oficialmente ese rumor.

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