sábado, 27 de diciembre de 2014
Toyo Ito – De la evanescencia a la solidez
Toyo Ito ha sido capaz de proyectar edificios con los elementos más sutiles e inaprensibles de la naturaleza. La evanescencia del viento, la transparencia del agua y sus reflejos, los flujos líquidos o los destellos luminosos. Estos fenómenos y elementos naturales son metáforas y evocaciones que necesariamente se expresan en la arquitectura a través de la corporeidad del aluminio, la nitidez del cristal e, incluso, con la solidez del acero o el hormigón, que ejercen sus funciones de esqueleto estructural sustentante.
La de Toyo Ito es una arquitectura conceptual que evoca la desmaterialización del edificio, la transformación del espacio en luz, a la vez que diluye los límites entre el interior y el exterior. Comparte esa mágica aspiración de la arquitectura de privilegiar la inmaterialidad de la luz, como ocurre en las catedrales góticas, pero también su concepción, plenamente contemporánea, ha explorado la disolución del mundo físico en el mundo virtual, buscando en la arquitectura un correlato del universo digital.
Toyo Ito nació en 1941 en Seúl (Corea del Sur) y se graduó en arquitectura en la Universidad Nacional de Tokio en 1965. Recibió la herencia de las utopías tecnológicas del grupo Metabolista japonés, la enseñanza estructural de Arata Isozaki y el rigor constructivo de Kazuo Shinohara. Su arquitectura funde la alta tecnología con el concepto tradicional japonés de la luz y la penumbra, la búsqueda de la transparencia y lo translúcido, la pureza arquitectónica lograda con exquisita sensibilidad nipona.
Sus obras evocan tanto la hipermodernidad de las metrópolis japonesas, como un arcano interés por las culturas primitivas, especialmente las nómadas. Así, la Torre de los Vientos de la estación de autobuses en Yokohama (1986), proyectada para guiar a esa población errante de las ciudades contemporáneas, se convierte en un faro que absorbe y transmite energía mediante elementos de chapa y espejos móviles, fusionando los elementos naturales con las nuevas tecnologías: luces de neón, anuncios comerciales y enormes pantallas de proyección.
El arquitecto japonés cerró el siglo XX con el legado de una obra que se ha convertido en una referencia indispensable para los innovadores del futuro: la Mediateca de Sendai (1995-2000). Aquí culmina esa peculiar e íntima fusión de tecnología y naturaleza tan característica de su quehacer. La transparencia es absoluta y la estructura evoca las formaciones orgánicas de los huesos o los árboles. Como dice Toyo Ito: “No hay mejor arquitectura que la de un árbol”, algo que ya demostrara mucho antes Antonio Gaudí, arquitecto admirado por el japonés, en sus famosas columnas de doble giro de la Sagrada Familia.
El edificio de Sendai, que logró permanecer en pie tras el tsunami de 2011, tiene una estructura arborescente, con pilares huecos que sugieren imágenes orgánicas, como los bosques de bambú o el movimiento de las algas marinas, pero que son en realidad haces de tubos de acero estructural soldados entre sí, como el tramado de las cestas, y que aportan a la vez resistencia y fluidez al edificio. Una estructura hipermoderna que, como decimos, remite a metáforas orgánicas, a un origen natural de la arquitectura.
Esa consideración de que el árbol es el esquema radical de toda arquitectura ha derivado en muchas ramificaciones creativas en la arquitectura de Toyo Ito. Además de en la Mediateca de Sendai, esta imagen se encuentra presente de modo más literal en el Pabellón de Japón de la Bienal de Venecia de 2012, de madera desbastada de troncos de árboles. También en España, en el parque de La Gavia de Madrid, significativamente conocido como “árboles en el agua”, y en las Torres Porta Fira de l´Hospitalet (2004-2010), donde el tronco arbóreo se tiñe de rojo y tierra. En la tienda Tod´s de Tokio la estructura, genialmente llevada a los muros de cerramiento del edificio, se inspira en la complicada geometría de las ramas y troncos de nueve árboles.
Con este sentido orgánico de la arquitectura, Toyo Ito es capaz de levantar un edificio en pleno paseo de Gracia de Barcelona, los apartamentos Suites Avenue (2009), casi enfrente de la Pedrera, y lograr evocar el mismo dinamismo, casi cataclismo, que el referente gaudiano, pero él lo hace con una fachada ondulada con franjas de acero nacaradas. No se trata tanto de imitar la naturaleza, sino de expresar su flujo energético, su poder creativo. Por eso la arquitectura de Toyo Ito consigue evocar los paseos por el bosque, para deambular, pararse, descansar y reflexionar, quizás, sobre el sutil equilibrio entre evanescencia y solidez como esencia de la arquitectura, e incluso de la vida.
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