Procedente de Japón, el budismo zen fue introducido en Occidente vía Estados Unidos a mediados del siglo XX. Tímido en sus comienzos, fue asentándose y cobrando solidez a medida que iba aumentando el número de adeptos fieles a sus principios. Hoy en día, la cultura zen está universalmente extendida y convive respetuosamente con el resto de las religiones existentes.
Actualmente, la libertad religiosa de Occidente permite un abigarrado conjunto de creencias y de

Su difusión se produjo a través de Estados Unidos, donde el zen fue conocido a principios del siglo XX –especialmente en la costa oeste-, cuando llegaron los primeros monjes zen acompañando al a fuerte inmigración japonesa. Este contacto continuó produciéndose tras la Segunda Guerra Mundial: al producirse la ocupación estadounidense de Japón, muchos estadounidenses entraron en contacto directo con la tradición japonesa y, a su vuelta a casa, llevaron consigo los libros y las experiencias adquiridas. No obstante, hasta la llegada de los verdaderos maestros zen japoneses, no comenzaron a asentarse realmente los auténticos principios del budismo zen. Una vez arraigado en Estados Unidos

Si bien el zen llegó a Estados Unidos desde Japón, tiene un origen mucho más remoto. Nació como una derivación de la rama budista mahayana (literalmente “El Gran Vehículo”) una escuela doctrinal surgida en el siglo I y que aún hoy se practica en China, Nepal, Tíbet, Corea y Japón Fue fundada por Nagarjuna y su principio básico es la afirmación de que todos los hombres pueden salvarse. Admite el politeísmo, separándose en eso del agnosticismo de Buda y su doctrina original, el theravada, al que denomina peyorativamente hinayana (“vehículo menor”). Además del zen, alberga varias ramificaciones, entre las que destaca el vajrayana o budismo tántrico.

Su llegada al archipiélago japonés vía Corea se produjo en el siglo XII de la mano de los monjes Dogen y Keizan, que desarrollaron la tradición soto, centrada en seguir la vía e imitar la vida cotidiana de Buda, mejorando cada vez más gracias a la práctica diaria y el esfuerzo sin esperar recibir nada a cambio.
Por su parte, la tradición rinzai, fundada por el budista chino Sin Chi (867) e introducida en Japón


La esencia del zen se basa en lo inmediato de sus enseñanzas, que prescinden del estudio intelectual

El lugar en cuestión debe ser silencioso, sencillo y estar limpio. En él, se instala un pequeño altar con una imagen de Buda o de un santo –que protegerán el lugar, convirtiéndolo en un verdadero dojo o lugar de alta dimensión espiritual-, se quema un poco de incienso, se enciende una vela y se hace una

En la práctica del zazen, se sigue toda una serie de pautas para llegar finalmente a la verdadera pureza

Teniendo en cuenta los principios que informan la cultura zen, no es de extrañar que haya encontrado una gran aceptación en Occidente, donde el creciente materialismo crea a su vez un vacío espiritual cada vez mayor. Para algunos, el zen es la respuesta, una vía para volver a encontrar la identidad propia, pues como dijo el maestro Nan Quan, las enseñanzas zen consisten en “señalar directamente a la mente del hombre, mirar dentro de la propia naturaleza”.

Efectivamente, la creación artística en la cultura zen está imbuida de un movimiento y de una

Pero no hace falta fijarse en el arte para apreciar la esencia del pensamiento zen; éste invade todos los aspectos de la vida, hasta los más cotidianos. Por ello, acciones tan corrientes como barrer, arreglar las flores o hacer el té se convierte en un medio de meditación, en una forma más de llegar a esa esencia pura de las cosas.
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