Los números hablan por sí solos: de las 648 personas muertas por el impacto de un rayo en Estados Unidos entre 1995 y 2008, el 82% fueron hombres, y por mucho que intentemos manejar explicaciones de tipo biológico –contenido extra de hierro en el cráneo, o propiedades altamente conductoras de la testosterona-, al final hay que dejar paso al argumento de la estupidez. Los hombres corren más riesgos en las tormentas eléctricas.
Los hombres son más reacios a dejar de lado lo que están haciendo por una “simple” inclemencia

Puede ser que las diferencias entre ambos sexos se remonten al sistema básico de estímulo-recompensa que ha formado parte de nuestro entramado biológico durante miles de años. Para la mujer, las ancestrales prioridades biológicas han sido siempre las de proteger su rol reproductivo y cuidar de sus retoños, lo cual descartaba cualquier inclinación por atraer a sus potenciales parejas exhibiendo conductas arriesgadas.

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