Ante todo hay que señalar que este problema sólo se plantea a partir del siglo XII, época en la que aparecen los primeros botones, cuyo uso sólo se generaliza realmente a lo largo del siglo siguiente. Y eso por una razón muy sencilla: durante las Cruzadas (siglos XI-XII), los occidentales descubrieron las maravillas del Oriente, sobre todo los progresos del imperio bizantino en el campo de la fabricación de tejidos y la confección de vestidos. La estampación de las telas, pero también el comercio de la seda y el terciopelo, produjeron notables alteraciones en la manera de vestirse de la élite de la época, aunque todavía no se podía hablar realmente de la influencia de la moda. Dictada por los soberanos y su entorno, esa influencia sólo aparece a partir del siglo XIV.
En ese periodo bisagra de la Edad Media conocido como época feudal (siglos XI-XIII), los hombres y las mujeres llevaban el brial, especie de casulla corta o de túnica que cubría la camisa. Para salir, se cubrían con la capa o la sobrecota.
Accesorios diversos y variados han invadido la moda del siglo XXI: bolsos, cinturones, guantes, pañuelos, corbatas, sombreros… En la Edad Media, la tradición del vestido disponía también de un accesorio básico: la espada. Bien, algunas de esas piezas no dejan de tener un excepcional valor decorativo, incluso artístico, pero fundamentalmente respondían a otras posibles exigencias, como un combate inesperado.
Y aquí llegamos a la primera explicación posible a propósito del enigma de la botonadura. Ya fueran gentileshombres o caballeros, mendigos pedigüeños o merodeadores propensos a los juegos de manos, estas gentes armadas llevaban la espada a la izquierda. Y para desembarazarse de la ropa que podía cubrirla, nada mejor que desabrocharla con la mano izquierda para tomar el arma rápidamente con la derecha, abriendo al mismo tiempo con un amplio gesto el lado izquierdo de la capa, con el que cubrir el lado derecho. Conclusión: para no estorbar la ejecución de este gesto preciso -¡y hasta vital!-, era necesario coser los botones en el borde derecho del vestido.
Hasta hoy ningún historiador ha demostrado formalmente la veracidad de esta explicación tan extendida, incluso entre los historiadores de la moda. Pero si esta hipótesis afecta sólo al vestuario masculino, una segunda demostración se refiere esta vez a una actividad femenina: la lactancia. Para facilitar el desabrocharse con la mano derecha (dado que el bebé se llevaba más frecuentemente en el brazo izquierdo), los botones se coserían en el borde izquierdo de la prenda.
Por casualidad, estas dos explicaciones se complementan eficazmente, al tiempo que son rigurosamente independientes una de la otra. En realidad, sólo se trata de suposiciones lógicas.
Si la espada y la lactancia están quizá en el origen del lado de los botones, otros presentan nuevas hipótesis. La versión de la camarera, la sirvienta principal de una casa, recibe muchos votos. Esta teoría afirma que la fila de botones de las mujeres se cosía a la izquierda de la abertura para facilitar la tarea de la camarera al vestir reinas, princesas y otras damas de la aristocracia.
En efecto, parece que el sentido de la botonadura de los vestidos de las damas resultaría más fácil para una camarera diestra que cumplía su tarea sabiendo que se encuentra ante una señora a la que debe vestir con destreza. Una tesis que no deja de convencer. Pero muchos hombres de la aristocracia también tenían ayudas de cámara que les vestían. ¡A no ser que esos ayudantes fueran todos zurdos!
jueves, 21 de julio de 2011
¿Por que los vestidos de hombres y mujeres se abotonan en sentido contrario?
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1 comentario:
Aunque lógicas todas las explicaciones, me sumo a la versión de las camareras: la costura, como la revolución, es cosa de la burguesía.
Saludos desde orillas del Ebro.
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