jueves, 15 de enero de 2015

La Base de Menwith Hill



La base de Menwith Hill pertenece al Ministerio de Defensa británico, pero ha sido cedida al Departamento de Defensa de Estados Unidos, que ahora es el responsable de su funcionamiento. Como parte de la red global de comunicaciones de defensa estadounidense, la misión de Menwith es ofrecer apoyo en asuntos de inteligencia a EEUU, Reino Unido y sus aliados. No obstante, algunos cuestionan el alcance de su poder.



La base se construyó sobre un terreno propiedad de la Oficina de Guerra británica en el norte de Yorkshire, y abrió en 1960 con el nombre de Estación Menwith Hill. La localidad más cercana es Harrogate, un lugar agradable conocido por sus aguas termales y lo más alejado al ambiente de intrigas internacionales que uno pueda imaginar. En la base, desde un principio, ha trabajado personal militar de los Estados Unidos bajo la supervisión de la Agencia Militar de Seguridad de ese país. En 1966, la Agencia Nacional de Seguridad (NSA por sus siglas en inglés) tomó el control de la administración de la base. En la actualidad funciona principalmente como una estación de la NSA, donde los empleados norteamericanos trabajan junto con los del Ministerio de Defensa británico y el Centro de Comunicaciones del Gobierno.

Menwith Hill siempre ha usado tecnología de última generación, y en sus primeros tiempos se empleó para controlar las comunicaciones que salían de la URSS. Fue pionera en el uso de la tecnología informática de IBM, y hoy tiene un gran número de cúpulas de radar (actualmente más de 23), imprescindibles para que EEUU y Reino Unido puedan interceptar y vigilar todo tipo de comunicaciones. También tiene presencia permanente en la base la Oficina Nacional de Reconocimiento de EEUU (NRO por sus siglas en inglés), que se estableció en 1961 con sede en Virginia y es responsable de construir y manejar satélites espía.

Existe la creencia, ampliamente aceptada, de que Menwith Hill forma parte de la legendaria red
global de espionaje Echelon. Se dice que esta red puede espiar en todo tipo de comunicaciones modernas, desde conversaciones telefónicas hasta un intercambio de correos electrónicos, y que opera bajo el paraguas de un acuerdo entre Inglaterra, EEUU, Australia, Canadá y Nueva Zelanda. En 2001, un informe del Parlamento Europeo sobre esta supuesta red concluyó que Menwith Hill era su base más grande.

El hecho de conseguir información con estos métodos para luchar contra el terrorismo y el crimen organizado puede parecer muy atractivo, pero se teme que la información conseguida se pueda usar
con otros fines, como espionaje industrial; a otros les preocupan las implicaciones que pueda tener en relación a las libertades civiles, y varios periodistas han mencionado que ciertas compañías norteamericanas podrían haber conseguido así alguna ventaja comercial en detrimento de las europeas, aunque ninguno de estos casos ha sido demostrado. Sea como fuere, la existencia de Echelon nunca ha sido confirmada oficialmente. El Ministerio de Defensa asegura que todas las operaciones que tienen lugar en la base “se llevan a cabo dentro de los parámetros de la ley, incluyendo el Convenio Europeo de los Derechos Humanos y la Ley de Derechos Humanos de 1998”. Eso, no obstante, no tranquiliza a los muchos críticos de Menwith.

La base acaparó mayor atención aún cuando el Gobierno británico confirmó en 2007 unas obras de
mejora para poder alertar de ataques con misiles con antelación, como parte de un sistema de defensa de misiles ideado por EEUU. Esto encolerizó a pacifistas y provocó la ira de Moscú, que entre advertencias proclamó que el sistema, diseñado para interceptar misiles enemigos antes de alcanzar el espacio aéreo de EEUU o la OTAN, incumplía los acuerdos de control de armamento. Algunos críticos sostenían que ese escudo de defensa daba pie a una nueva carrera armamentística. El entonces secretario de Defensa británico, Des Browne, aseguró que no había ningún plan inminente para instalar misiles interceptores con base en Reino Unido, pero la oposición se hizo eco del miedo a que eso pusiera a la nación en primera línea de una futura guerra.

La seguridad en Menwith Hill es muy estricta, ya que la base es objeto de muchas especulaciones, así como de la ira del público (durante décadas ha sido un objetivo para las protestas de los pacifistas). Está rodeada por una valla con torres de vigilancia y patrullada por guardias con perros entrenados, lo cual no ayuda a calmar la rabia justificada de aquellos que creen que no es otra cosa que un enclave de EEUU en suelo británico. En el imaginario popular, la base está llena de espías que escuchan nuestras conversaciones privadas y se inmiscuyen en la intimidad de nuestro día a día. Con razón o sin ella, Menwith Hill tiene la reputación de un moderno Gran Hermano, que todo lo oye pero que cuenta muy poco de sí mismo.

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