lunes, 22 de septiembre de 2014
La loba capitolina
Los etruscos sentían predilección por las fieras lactantes, por considerar quizá que en tal estado extreman ellas su agresividad. Sepulcros de esa época dan muestras de esa predilección, como también lo hacen los símiles homéricos que para realzar el coraje de un guerrero lo comparan a la leona, la loba o la jabalina que han dejado a sus crías en el cubil.
Igual cometido pudo tener la estatua de una loba -quizá esta misma- que se hallaba en el Comitium de Roma al pie de la higuera consagrada a Júpiter, a cuyo pie habían sido expuestos Rómulo y Remo. La loba bastaba por sí sola para señalar la sacralidad del lugar y dispensarle protección. Pero en el año 295, cuando empieza a soplar sobre Roma la corriente renovadora del primer helenismo se colocaron bajo las ubres de la Loba Ruminal las estatuas de los gemelos fundadores
Así pues, cuando ya no se entendía el sentido de las fieras arcaicas, la Loba quedó convertida en Madre de Roma.
Y es que según la mitología romana, en Alba Longa, ciudad fundada por el héroe troyano Eneas, el rey local Numitor fue víctima de una estratagema de su hermano, Amulio, con el objeto de hacerse con el trono, capturó a Numitor, mató a todos los varones del reino y obligó a su sobrina, Rea Silvia a hacerse sacerdotisa vestal, lo que implicaba que debería mantener la castidad.
Entretanto, Rea Silvia acababa de tener dos hijos del dios Marte, los gemelos Rómulo y Remo. Al descubrirlos, Amulio capturó a Rea y ordenó que sus hijos fuesen ahogados en el río Tíber. Como un milagro, el cesto donde estaban los gemelos llegó hasta las riberas del río cerca del monte Palatino donde fueron encontrados por una loba que los amamantó. Tiempo después, un pastor de ovejas llamado Fáustulo encontró a los niños al pie de la Higuera Ruminal (Ficus Ruminalis), en la entrada de una caverna llamada Lupercal. Los recogió y adoptó, siendo criados por su mujer Aca Larentia.
Años después, durante un asalto a una caravana, Remo fue capturado y llevado a Alba Longa. En ese momento Fáustulo reveló la verdad a Rómulo que partió hacia la ciudad, donde mató a Amulio y liberó a Numitor. Los gemelos decidieron entonces partir de Alba Longa y fundar una nueva ciudad. Rómulo quería llamarla Roma y edificarla en el Palatino, mientras que Remo deseaba llamarla Remora y fundarla sobre el Aventino. Este conflicto llevó a Rómulo a matar a su hermano Remo y fundar su nueva ciudad, Roma.
De esta forma, una figura etrusca que representaba la fiereza y la valentía, se transformó, con la adición de dos infantes, en símbolo de los orígenes de Roma.
No se sabe cómo, las figuras de los gemelos desaparecieron en el curso del tiempo y durante toda la Edad Media estuvo la Loba a la vista de otro público, el medieval, de gusto arcaico, que se estremecía de emoción ante las fieras sin echar en falta el complemento idílico de Rómulo y Remo.
Hubo de sobrevenir en el Renacimiento una nueva época de humanismo para que un escultor de entonces, quizá Antonio Pollaiuolo, volviese a ponerle unos gemelos lactantes, creando con ello uno de los pastiches más famosos y mejor logrados de la historia del arte.
No parece haber estado nunca bajo la tierra, aunque sí haber sufrido efectos del fuego en sus patas traseras, pero no consecuencia necesariamente de haber sido alcanzada por un rayo. Dante la conoció y alude a ella en la "Divina Comedia". Como él, otros muchos escritores y artistas la han convertido en una de las estatuas de animales más célebres del mundo.
la escultura parece ser medieval, no anterior
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