domingo, 21 de septiembre de 2014
¿La esponja es una planta o un animal?
Los biólogos catalogan todas las especies vivas, de las que hoy conocemos bastantes más de dos millones. Pero su tarea continúa incansable, pues todavía queda muchísimo trabajo por hacer. Los científicos clasifican a los seres vivos en cinco categorías: reino animal, procariotas (bacterias), protistas (algas), hongos y vegetales (también llamados plantas superiores).
Simplificando, digamos que los animales se distinguen de los vegetales por lo siguiente: en primer lugar, por su capacidad de moverse libremente para procurarse el sustento y reproducirse. Después, los animales poseen un sistema nervioso más o menos desarrollado que les permite recibir estímulos del medio, analizarlos y responder a ellos. Por último, poseen facultades que les confieren la aptitud de desarrollar un comportamiento psíquico, especialmente la especie humana.
Sin embargo, para distinguir con precisión si un ser pertenece al reino animal o vegetal, los científicos deben a veces recurrir a criterios muy complejos, como la estructura de la pared celular o el modo de nutrirse. Al revés que los procariotas (cuyas células carecen de núcleo verdadero), los eucariotas (animales y plantas superiores) poseen células que contienen un núcleo y están delimitadas por una membrana. La membrana de los animales no contiene celulosa. Otra distinción es el modo de nutrición: por ejemplo, las plantas clorofílicas pueden absorber los elementos orgánicos que necesitan gracias a la fotosíntesis, mientras que los animales deben buscar su alimento.
Todo esto no aclara nada al profano que, en algunos medios acuáticos, apenas sabrá distinguir un alga de una esponja. Pues bien, los espongiarios son sin duda una rama del reino animal, con unas 9.000 especies.
Las esponjas, casi todas seres marinos (aunque hay algunas de agua dulce), poseen un esqueleto calcáreo, silíceo o de materia orgánica, y células nerviosas. Sus tejidos están atravesados por dos tipos de agujeros muy distintos: uno (o varios) grandes y otros más pequeños. Los investigadores han descubierto una circulación de agua, que entra por los orificios pequeños y sale por el grande o los grandes. Toda la intensidad de la vida de la esponja, y su proverbial serenidad, van específicamente ligadas a ese baile del agua que le aporta el oxígeno y los nutrientes (microorganismos) necesarios.
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