
Un atentado con armas nucleares es posible, pero no es la principal amenaza. Al Qaeda ha dado muestras de perseverancia y claridad de objetivos. El atentado del 11-S fue el segundo intento de destruir los rascacielos del World Trade Center y, probablemente, el éxito superó con creces sus expectativas más optimistas. No es fácil meterse en la mente de un terrorista, pero vamos a intentarlo. ¿Qué es más probable, que intenten algo nuevo y extremadamente difícil –armas nucleares-, o que adopten una estrategia parecida a la que tan buenos resultados les ha dado ya? Me imagino que lo segundo. Hay bastantes probabilidades de que en su próximo atentado los terroristas no empleen tecnología punta occidental, sino que aprovechen nuestro propio nivel de desarrollo para atacarnos. Veamos qué actos puede llevar a cabo Al Qaeda con baja tecnología.
1-Atentados con combustible aéreo
Dentro de las armas de baja tecnología, la gasolina perfectamente podría seguir siendo la favorita de los terroristas. Es poco probable que vuelvan a intentar secuestrar un avión comercial, más que nada porque otro atentado así estaría abocado al fracaso. La prueba está en la rebelión de los pasajeros del vuelo 93 de United Airlines, el cuarto de los aviones del 11-S. La cólera de los pasajeros también quedó de manifiesto en la suerte que corrió Richard Reid, el “terrorista del zapato”, al que unos viajeros tan atentos como enfurecidos le impidieron encender sus explosivos.

Hay más datos que corroboran el interés de Al Qaeda en las fumigadoras. A Zacarías Moussaoui,


¿Qué podría hacer un piloto suicida con una fumigadora llena de combustible? Podría estrellarse contra un estadio deportivo durante una final, o contra la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos. Las víctimas mortales, incluidos los muertos por aplastamiento, podrían superar a las del 11-S, y las televisiones de todo el mundo retransmitirían en directo el atentado. Otra posibilidad es que el piloto escogiese como objetivo una planta petroquímica o un cementerio nuclear cercano a una gran metrópoli.

Por suerte para nosotros, la Air Tractor 502, por ejemplo, es muy difícil de pilotar, sobre todo cargada hasta los topes, y más aún a una altura lo bastante baja como para eludir los radares, luego no es probable que los terroristas vayan a usarla como arma en el futuro. Seguramente sea más fácil maniobrar con un Boeing 767 siempre que no haga falta aterrizar. Además, el gremio de los fumigadores es muy pequeño, cerrado y receloso. Antes incluso del 11-S, en Estados Unidos, no dejaron a Atta fotografiar sus avionetas, ni siquiera sentarse en las cabinas. Casi con seguridad, cualquier visita sospechosa a un servicio de fumigación aérea –al menos en Norteamérica- se notificará sin dilación al FBI.
No obstante, la dificultad de obtener y pilotar una fumigadora tampoco debe tranquilizarnos más de la cuenta, ya que también se pueden utilizar aviones de otro tipo. La gasolina es un explosivo de bajo riesgo y para comprarla no hace falta ningún permiso especial. Así que, cuidado. Si los miembros de Al Qaeda se proponen asesinar y sembrar el terror, es muy probable que elijan un arma que se venda en la tienda de la esquina.
(Continúa en la siguiente entrada)
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