jueves, 25 de noviembre de 2010

Historia de la máquina de coser: punzadas mecánicas


El primer modelo de máquina de coser de que se tiene noticia es el que patentó el alemán C.F.Wisenthan en 1775, basado en el uso de una aguja con dos puntas y de ojo central. Otro prototipo fue desarrollado por el tejedor alemán Baltarsar Krems en 1786, un ingenio que realizaba de forma mecánica el punto de cadeneta.

En 1790, el ebanista londinense Thomas Saint obtuvo la primera patente de la historia de una máquina que hacía puntadas de cadeneta de un único hilo. A pesar de que Saint nunca llegó a construir un modelo verdaderamente práctico, a partir de su invención, tras sucesivas modificaciones y mejoras, la máquina de coser empezó a hacerse popular. Así, el modesto sastre francés Barthélémy Thimonnier (1793-1857) pudo desarrollar en 1830 una máquina de coser que ya daba 300 puntadas por minuto.

En cualquier caso, la máquina de coser moderna deriva directamente de la ideada en septiembre de 1846 por el mecánico estadounidense Elias Howe (1819-1867), de Boston, que incorporaba una pequeña lanzadera que trabajaba en conexión con la aguja, lo que permitía que una sola costurera produjese como cinco trabajando a destajo a razón de 250 puntadas por minuto. Veinte años más tarde, el rendimiento personal ya se había multiplicado por doce. En la actualidad, las máquinas superan las 7.500 puntadas por minuto.

Pero fue el también bostoniano Isaac Merrit Singer (1811-1875) quien dos años después dio los últimos retoques a la máquina de coser moderna, al incluir un pie con muelles que presiona la tela en la mesa de la máquina, mientras una rueda dentada hace que el tejido avance tras cada puntada vertical, y al añadir la mesilla para sostener la tela. La velocidad de marcha hacia delante de la tela se modifica automáticamente dependiendo de la longitud de la puntada escogida.

lunes, 22 de noviembre de 2010

¿A qué velocidad se mueve la Tierra?


Las preguntas sobre a qué velocidad se mueve la Tierra (o cualquier otra cosa) son incompletas a menos que se añada en relación con qué. Sin un sistema de referencia, los interrogantes sobre movimiento no se pueden responder de manera completa.

Consideremos el movimiento de la superficie de la Tierra respecto del centro del planeta. La Tierra completa una rotación cada 23 horas, 56 minutos y 4,09053 segundos, y tiene una circunferencia e 40.075 km. Por tanto, la superficie de la Tierra en el ecuador se mueve a una velocidad de 460 metros por segundo (unos 1.700 km por hora).


En la infancia aprendimos que la Tierra gira alrededor del Sol en una órbita casi circular. Cubre ese recorrido a una velocidad de casi 30 kilómetros por segundo (más de 100.000 km por hora). Además, el Sistema Solar (incluida la Tierra y todo lo que contiene) orbita alrededor del centro de la Galaxia a unos 220 km por segundo (800.000 km por hora). A medida que se consideran escalas espaciales mayores, las velocidades implicadas se tornan absolutamente colosales.

Las galaxias
de nuestros alrededores también se precipitan a una velocidad de casi 1.000 km por segundo hacia una estructura llamada el Gran Atractor, una región del espacio que dista de nosotros unos 150 millones de años-luz (un año-luz equivale a 10 billones de kilómetros). Este Gran Atractor, con una masa de 100.000 billones de veces la del Sol y una extensión de 500 millones de años-luz, está compuesto tanto por masa visible que se puede observar como por la denominada materia oscura, que no se ve.

Cada uno de los movimientos recién descritos se menciona en relación con alguna estructura. Nuestro desplazamiento alrededor del Sol está en relación con el Sol, mientras que el desplazamiento del grupo local de galaxias se da en relación con el Gran Atractor. De ello surge el interrrogante: ¿existe algún marco de referencia que permita definir en relación con él el movimiento de todas las cosas? La respuesta pudo haberla dado el satélite COBE (Cosmic Background Explorer, “Explorador del Fondo Cósmico”)

En 1989 se
situó el satélite COBE en órbita alrededor de la Tierra (¡la Tierra vuelve a ser el punto de referencia!) para medir el debilitadísimo eco de radiación que dejó el nacimiento del Universo. Esta radiación, la que queda de aquella bola de fuego primordial con una temperatura y densidad inmensas que fue el universo temprano, se conoce como radiación cósmica de fondo de microondas (RCF). Esta RCF, que en la actualidad se extiende por todo el espacio, es el equivalente al rescoldo del fuego cósmico inicial.

Uno de los descubrimientos del COBE fue que la Tierra se mueve con respecto a este RCF a una velocidad y en una dirección bien definidas. Como la RCF impregna todo el espacio, al fin podemos resp
onder por completo la pregunta inicial si se toma como referencia este fondo de radiación.

La Tierra se mueve con respecto a la RCF a una velocidad de 390 km/s. Asimismo, podemos especificar la dirección en relación con la RCF. Pero es más divertido alzar la mirada al firmamento n
octurno y buscar la constelación de Leo. La Tierra se desplaza hacia Leo a la vertiginosa velocidad de 390 km/s. ¡Por suerte no chocaremos contra nada ahí fuera durante el intervalo temporal de nuestras vidas!

miércoles, 17 de noviembre de 2010

¿Es cierto que la piel adelgaza si nos lavamos demasiado?


Si un niño se “lava como los gatos”, los padres le hacen rápidamente una pregunta: ¿Tienes miedo de que se te vaya a gastar la piel? Realmente, ese peligro no existe.

La piel, el mayor órgano del cuerpo humano, renueva constantemente sus células, que se forman en los estratos dérmicos inferiores y se van desplazando hacia arriba, pero no se hace más delgada. Las células viejas mueren y se desprenden en forma de escamas cutáneas (por ejemplo, la caspa de la cabeza). Durante el lavado, al frotar con una esponja áspera se desprenden algunas partículas que sin ese efecto mecánico permanecerían adheridas aunque, al estar muertas, antes o después caerían por sí solas. La esponja o la manopla de baño no se llevan ninguna célula que esté viva y firmemente pegada al organismo.

Está claro que un frotamiento frecuente e intensivo y la utilización de grandes cantidades de productos para la limpieza cutánea atacan a la piel. Se perturba el revestimiento protector contra los elementos ácidos que, en el peor de los casos, llega a ser destruido. Esa capa mantiene el presupuesto de humedad cutánea y protege frente a intrusiones dañinas. Si la protección deja de funcionar, la piel se seca, se hace permeable y es más propensa a inflamaciones y eccemas.

sábado, 13 de noviembre de 2010

James McNeill Whistler


Nacido en Lowell, Massachussets, en 1834, Whistler pasó parte de su infancia en San Petersburgo, Rusia. Vivió en Europa occidental a partir de 1855, sobre todo en Inglaterra, pero con temporadas en Francia, donde, como muchos impresionistas, trabajó en el estudio de Charles Gleyre. Su influencia más importante, sin embargo, fue el encuentro con el pintor realista Gustave Courbet y los artistas de su entorno, Edouard Manet y Edgar Degas.

Más tarde, en Inglaterra, Whistler fue alejándose del realismo. Estaba especialmente interesado en el arte japonés, una moda que alcanzó bastante impacto en Europa desde 1860. Uno de los puntos más relevantes de este periodo de su carrera es la pintura “Variaciones en Violeta y Verde” (Variations in Violet and Green), en la que demostraba una nueva técnica paisajística desarrollada bajo la influencia de la estética del Lejano Oriente. En muchos de sus trabajos, reducía el paisaje a panoramas casi vacíos, acercándose por tanto a la representación abstracta. Esto convirtió a Whistler en un modelo importante a seguir por el arte de la estampación británica, a la que contribuyó a revitalizar en la segunda mitad del siglo XIX.

Whistler también se labró una reputación como retratista; uno de sus trabajos más conocidos en este aspecto es “Arrangement in Gray and Black: Portrait of the Artist´s Mother”. A finales de la década de los setenta del siglo XIX realizó una serie de vistas nocturnas conocidas precisamente como “Nocturnes”, en las que se incluían numerosas vistas sobre el Támesis en coloración monocromática. El tema de estos cuadros recuerda la preferencia impresionista por paisajes urbanos y acuáticos, pero a diferencia de aquellos aristas, Whistler estaba más preocupado por la armonía y estética del color.

En los Nocturnos, intentó plasmar música en la pintura. Con el fin de enfatizar las funciones puramente estéticas de sus cuadros, había comenzado a dar a sus trabajos designaciones musicales, como “sinfonía” o “armonía”. El nexo entre pintura y música tuvo su predicamento en artistas posteriores. Otro de sus trabajos importantes fue el diseño para la Habitación Peacock en la mansión privada londinense del coleccionista Frederick Richards Leyland, considerado un precursor del Art Nouveau.

Whistler tuvo también episodios desgraciados en su vida, algunos de ellos derivados de su vena combativa: en 1878 demandó al crítico John Ruskin por libelo y aunque ganó el caso, los gastos del mismo lo condujeron derecho a la bancarrota. En 1879 hubo de vender sus propiedades londinenses y marchar a Venecia. Tras cerrar su estudio en París en 1901, moriría el 17 de julio de 1903 en Londres.

jueves, 11 de noviembre de 2010

¿Cómo se convierte alguien en santo?


Muchas religiones del mundo otorgan una posición especial a aquellos de sus fieles que han demostrado llevar una vida de virtud casi perfecta. En el caso de la Iglesia Católica, estas personas reciben el nombre de santos.

El proceso por medio del cual alguien se convierte en santo se denomina "canonización". La iglesia católica ha canonizado a unas 3.000 personas -el número exacto se desconoce porque no todos los santos reconocidos como tales fueron oficialmente canonizados. De acuerdo con la Iglesia, el papa no es quien asciende a alguien a la santidad (en realidad, sólo reconoce algo que Dios ya ha hecho). Durante siglos, los santos eran elegidos por la opinión popular. En el siglo X, el Papa Juan XV desarrolló un proceso oficial de canonización.

La canonización ha ido revisándose en los últimos 1.000 años, la última vez por el Papa Juan Pablo II en 1983. Éste, que canonizó a 300 personas, hizo varios cambios metodológicos, incluyendo la eliminación del "abogado del diablo", la persona nombrada para contestar la evidencia aportada en favor del aspirante a santo.

El proceso de canonización es largo, a menudo prolongándose durante décadas o incluso siglos. En los últimos años la prensa ha ido ocupándose más de estos asuntos a raíz del movimiento popular a favor de convertir a la Madre Teresa en santa.

Poco después de su muerte en 1997, los seguidores de la Madre Teresa comenzaron a presionar al Vaticano para anular la regla que impide comenzar el proceso de canonización hasta que no hayan pasado cinco años desde el fallecimiento del candidato. El sentido de esta norma es que el paso del tiempo favorece la adopción de una visión más objetiva de la vida y logros de una persona y deja que la emoción del momento se disipe. En 1999, el papa accedió a saltarse la regla, permitiendo que comenzara el proceso de canonización.

Los pasos que han de seguirse en dicho proceso, de acuerdo con el 'Divinus Perfectionis Magister,' promulgado por Juan Pablo II el 25 de enero de 1983 son los siguientes.

1- Como ya hemos dicho, es necesario un intervalo de cinco años a partir de la muerte del candidato.

2- El obispo de la diocésis de la persona cuya beatificación se ha solicitado por parte de la propia diócesis, una parroquia, congregación o asociación religiosa, comienza la investigación de la vida y escritos del candidato, entrevistando a testigos y buscando evidencias de una virtud más allá de lo considerado normal. Esta información se envía al Vaticano y el candidato recibe el título de "Siervo de Dios"

3- En el Vaticano, las actas y la documentación son examinados y evaluados por la Congregación para la Causa de los Santos. Se elabora un sumario con toda la información (conocida como "Positio"), que es revisada por nueve teólogos. Si la mayoría de ellos están a favor, la causa es examinada por los cardenales y obispos que también forman parte de la Congregación, que se reúnen dos veces al mes. Si su veredicto es favorable, el papa proclama públicamente que el candidato es "venerable", esto es, un modelo de virtud católica.

4- El siguiente paso hacia la santidad es la beatificación, lo que permite que esa persona sea honrada de manera especial por un grupo de personas o región geográfica particulares. Para beatificar a alguien, se debe demostrar -a través de la adecuada investigación canónica- que ha realizado un milagro tras su muerte. Los mártires -aquellos que murieron por sus creencias- pueden ser beatificados sin necesidad de milagros. El beato recibe el título de "Bendito". Siguiendo con el caso de la Madre Teresa, fue beatificada el 20 de octubre de 2003.

5- Para que el beato sea considerado un santo debe probarse su intercesión en un segundo milagro póstumo. La canonización se entiende como la autorización para que ese santo sea venerado por toda la Iglesia. En todo ello interviene oficialmente la infalibilidad pontificia.

La hermana Teresa Benedicta de la Cruz fue canonizada en 1997 después de que el Vaticano verificara que una joven que tomó siete veces una dosis letal de Tylenol, se curase repentinamente. Su familia afirmó que había rezado a la Hermana Teresa por su intercesión. Sus devotos más acérrimos afirman que existen al menos dos milagros más: una mujer francesa se rompió varias costillas en un accidente de tráfico en los Estados Unido cuyas heridas se curaron gracias a que llevaba un medallón de la Madre Teresa; y una aparición en sueños a una niña palestina, comunicándole que su cáncer estaba curado.

Una vez que una persona se convierte en santo y es ofrecida a toda la Iglesia para su veneración, puede ser seleccionada como santo patrón, protector especial de alguna ocupación concreta, una iglesia, país o causa. Por ejemplo, el papa trabaja con la idea de nombrar un patrón de los usuarios de Internet y programadores. Aunque hay varios aspirantes, el que lleva la delantera es Isidoro de Sevilla, autor de la primera enciclopedia.