Muchas religiones del mundo otorgan una posición especial a aquellos de sus fieles que han demostrado llevar una vida de virtud casi perfecta. En el caso de la Iglesia Católica, estas personas reciben el nombre de santos.
El proceso por medio del cual alguien se convierte en santo se denomina "canonización". La iglesia católica ha canonizado a unas 3.000 personas -el número exacto se desconoce porque no todos los santos reconocidos como tales fueron oficialmente canonizados. De acuerdo con la Iglesia, el papa no es quien asciende a alguien a la santidad (en realidad, sólo reconoce algo que Dios ya ha hecho). Durante siglos, los santos eran elegidos por la opinión popular. En el siglo X, el Papa Juan XV desarrolló un proceso oficial de canonización.
La canonización ha ido revisándose en los últimos 1.000 años, la última vez por el Papa Juan Pablo II en 1983. Éste, que canonizó a 300 personas, hizo varios cambios metodológicos, incluyendo la eliminación del "abogado del diablo", la persona nombrada para contestar la evidencia aportada en favor del aspirante a santo.
El proceso de canonización es largo, a menudo prolongándose durante décadas o incluso siglos. En los últimos años la prensa ha ido ocupándose más de estos asuntos a raíz del movimiento popular a favor de convertir a la Madre Teresa en santa.
Poco después de su muerte en 1997, los seguidores de la Madre Teresa comenzaron a presionar al Vaticano para anular la regla que impide comenzar el proceso de canonización hasta que no hayan pasado cinco años desde el fallecimiento del candidato. El sentido de esta norma es que el paso del tiempo favorece la adopción de una visión más objetiva de la vida y logros de una persona y deja que la emoción del momento se disipe. En 1999, el papa accedió a saltarse la regla, permitiendo que comenzara el proceso de canonización.
Los pasos que han de seguirse en dicho proceso, de acuerdo con el 'Divinus Perfectionis Magister,' promulgado por Juan Pablo II el 25 de enero de 1983 son los siguientes.
1- Como ya hemos dicho, es necesario un intervalo de cinco años a partir de la muerte del candidato.
2- El obispo de la diocésis de la persona cuya beatificación se ha solicitado por parte de la propia diócesis, una parroquia, congregación o asociación religiosa, comienza la investigación de la vida y escritos del candidato, entrevistando a testigos y buscando evidencias de una virtud más allá de lo considerado normal. Esta información se envía al Vaticano y el candidato recibe el título de "Siervo de Dios"
3- En el Vaticano, las actas y la documentación son examinados y evaluados por la Congregación para la Causa de los Santos. Se elabora un sumario con toda la información (conocida como "Positio"), que es revisada por nueve teólogos. Si la mayoría de ellos están a favor, la causa es examinada por los cardenales y obispos que también forman parte de la Congregación, que se reúnen dos veces al mes. Si su veredicto es favorable, el papa proclama públicamente que el candidato es "venerable", esto es, un modelo de virtud católica.
4- El siguiente paso hacia la santidad es la beatificación, lo que permite que esa persona sea honrada de manera especial por un grupo de personas o región geográfica particulares. Para beatificar a alguien, se debe demostrar -a través de la adecuada investigación canónica- que ha realizado un milagro tras su muerte. Los mártires -aquellos que murieron por sus creencias- pueden ser beatificados sin necesidad de milagros. El beato recibe el título de "Bendito". Siguiendo con el caso de la Madre Teresa, fue beatificada el 20 de octubre de 2003.
5- Para que el beato sea considerado un santo debe probarse su intercesión en un segundo milagro póstumo. La canonización se entiende como la autorización para que ese santo sea venerado por toda la Iglesia. En todo ello interviene oficialmente la infalibilidad pontificia.
La hermana Teresa Benedicta de la Cruz fue canonizada en 1997 después de que el Vaticano verificara que una joven que tomó siete veces una dosis letal de Tylenol, se curase repentinamente. Su familia afirmó que había rezado a la Hermana Teresa por su intercesión. Sus devotos más acérrimos afirman que existen al menos dos milagros más: una mujer francesa se rompió varias costillas en un accidente de tráfico en los Estados Unido cuyas heridas se curaron gracias a que llevaba un medallón de la Madre Teresa; y una aparición en sueños a una niña palestina, comunicándole que su cáncer estaba curado.
Una vez que una persona se convierte en santo y es ofrecida a toda la Iglesia para su veneración, puede ser seleccionada como santo patrón, protector especial de alguna ocupación concreta, una iglesia, país o causa. Por ejemplo, el papa trabaja con la idea de nombrar un patrón de los usuarios de Internet y programadores. Aunque hay varios aspirantes, el que lleva la delantera es Isidoro de Sevilla, autor de la primera enciclopedia.
El proceso por medio del cual alguien se convierte en santo se denomina "canonización". La iglesia católica ha canonizado a unas 3.000 personas -el número exacto se desconoce porque no todos los santos reconocidos como tales fueron oficialmente canonizados. De acuerdo con la Iglesia, el papa no es quien asciende a alguien a la santidad (en realidad, sólo reconoce algo que Dios ya ha hecho). Durante siglos, los santos eran elegidos por la opinión popular. En el siglo X, el Papa Juan XV desarrolló un proceso oficial de canonización.
La canonización ha ido revisándose en los últimos 1.000 años, la última vez por el Papa Juan Pablo II en 1983. Éste, que canonizó a 300 personas, hizo varios cambios metodológicos, incluyendo la eliminación del "abogado del diablo", la persona nombrada para contestar la evidencia aportada en favor del aspirante a santo.
El proceso de canonización es largo, a menudo prolongándose durante décadas o incluso siglos. En los últimos años la prensa ha ido ocupándose más de estos asuntos a raíz del movimiento popular a favor de convertir a la Madre Teresa en santa.
Poco después de su muerte en 1997, los seguidores de la Madre Teresa comenzaron a presionar al Vaticano para anular la regla que impide comenzar el proceso de canonización hasta que no hayan pasado cinco años desde el fallecimiento del candidato. El sentido de esta norma es que el paso del tiempo favorece la adopción de una visión más objetiva de la vida y logros de una persona y deja que la emoción del momento se disipe. En 1999, el papa accedió a saltarse la regla, permitiendo que comenzara el proceso de canonización.
Los pasos que han de seguirse en dicho proceso, de acuerdo con el 'Divinus Perfectionis Magister,' promulgado por Juan Pablo II el 25 de enero de 1983 son los siguientes.
1- Como ya hemos dicho, es necesario un intervalo de cinco años a partir de la muerte del candidato.
2- El obispo de la diocésis de la persona cuya beatificación se ha solicitado por parte de la propia diócesis, una parroquia, congregación o asociación religiosa, comienza la investigación de la vida y escritos del candidato, entrevistando a testigos y buscando evidencias de una virtud más allá de lo considerado normal. Esta información se envía al Vaticano y el candidato recibe el título de "Siervo de Dios"
3- En el Vaticano, las actas y la documentación son examinados y evaluados por la Congregación para la Causa de los Santos. Se elabora un sumario con toda la información (conocida como "Positio"), que es revisada por nueve teólogos. Si la mayoría de ellos están a favor, la causa es examinada por los cardenales y obispos que también forman parte de la Congregación, que se reúnen dos veces al mes. Si su veredicto es favorable, el papa proclama públicamente que el candidato es "venerable", esto es, un modelo de virtud católica.
4- El siguiente paso hacia la santidad es la beatificación, lo que permite que esa persona sea honrada de manera especial por un grupo de personas o región geográfica particulares. Para beatificar a alguien, se debe demostrar -a través de la adecuada investigación canónica- que ha realizado un milagro tras su muerte. Los mártires -aquellos que murieron por sus creencias- pueden ser beatificados sin necesidad de milagros. El beato recibe el título de "Bendito". Siguiendo con el caso de la Madre Teresa, fue beatificada el 20 de octubre de 2003.
5- Para que el beato sea considerado un santo debe probarse su intercesión en un segundo milagro póstumo. La canonización se entiende como la autorización para que ese santo sea venerado por toda la Iglesia. En todo ello interviene oficialmente la infalibilidad pontificia.
La hermana Teresa Benedicta de la Cruz fue canonizada en 1997 después de que el Vaticano verificara que una joven que tomó siete veces una dosis letal de Tylenol, se curase repentinamente. Su familia afirmó que había rezado a la Hermana Teresa por su intercesión. Sus devotos más acérrimos afirman que existen al menos dos milagros más: una mujer francesa se rompió varias costillas en un accidente de tráfico en los Estados Unido cuyas heridas se curaron gracias a que llevaba un medallón de la Madre Teresa; y una aparición en sueños a una niña palestina, comunicándole que su cáncer estaba curado.
Una vez que una persona se convierte en santo y es ofrecida a toda la Iglesia para su veneración, puede ser seleccionada como santo patrón, protector especial de alguna ocupación concreta, una iglesia, país o causa. Por ejemplo, el papa trabaja con la idea de nombrar un patrón de los usuarios de Internet y programadores. Aunque hay varios aspirantes, el que lleva la delantera es Isidoro de Sevilla, autor de la primera enciclopedia.
Excelente información!! Muchas gracias!!
ResponderEliminar