Juan XII (937-964) fue elegido papa a la edad de 17 años. Nada más tomar posesión de su supremo cargo eclesiástico, enajenó gran parte del tesoro pontificio para atender sus deudas de juego y continuar su escandalosa vida. Durante todo su papado, dominó Roma ayudado por una pandilla de asesinos a sueldo y convirtió el palacio pontificio, en palabras de sus enemigos, “en un burdel repleto de sus muchas amantes”. Incluso se llegó a afirmar que este depravado papa violaba a las peregrinas en el propio templo de San Pedro. Cierto día, a comienzos de mayo del año 964, Juan XII fue sorprendido in fraganti por el esposo de la dama con quien yacía en el lecho. El indignado esposo, sin atender a tiaras ni purpúreas santidades, la emprendió a golpes con el pontífice propinándole tal paliza que Juan XII murió tres días después a consecuencia de los golpes. Hay otra versión, igualmente bochornosa, que afirma que murió de apoplejía en pleno acto sexual.
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