jueves, 9 de julio de 2015

¿Por qué mezclar bebidas provoca una resaca horrorosa?


Las resacas son resultado de un fuerte golpe químico por partida doble. En primer lugar, el alcohol interfiere la liberación de la hormona diurética, la vasopresina, lo que nos lleva a hacer un montón de viajes al lavabo; luego, por cada vaso de vino que ingiramos vamos a perder dos o tres veces ese volumen en agua. Todo eso conduce a la deshidratación, que potencia las concentraciones de toxinas presentes en la bebida junto con el alcohol puro, el etanol. Dichas toxinas incluyen “congéneres”, que, como el metanol, se crean durante la fabricación y aportan a la bebida su sabor, olor y aspecto característicos junto con el potencial de una resaca angustiosa.

Hablando claro, cuanto más oscura sea una bebida, más congéneres llevará y mayor será el dolor derivado del exceso. En el puesto de cabeza de la clasificación se encuentran el coñac, seguido del vino tinto, el ron, el whisky, el vino blanco, la ginebra y el vodka. Encierra mucha verdad el dicho de que no hay que combinar vino y cerveza o, lo que es lo mismo, uva y grano, porque cualquiera de estas bebidas oscuras ya es suficientemente mala por sí misma, y el mezclarlas no trae otra cosa que interacciones y más dolor.

Respecto a los remedios para la resaca, ayuda enormemente el beber mucha agua mientras bebemos alcohol. Una vez que nos hemos tomado las copas, los analgésicos pueden ayudar, pero es mejor evitarlos si sentimos náuseas, puesto que pueden provocar irritación estomacal. Algunos científicos sostienen que la vitamina B6 puede ayudar. Al final, el único remedio probado para la resaca es el tiempo.

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