martes, 9 de julio de 2013
¿Por qué tiritamos?
Los temblores incontrolados son una reacción de protección del cuerpo. La temperatura normal de un adulto se sitúa entre los 36 y los 37 ºC. Si es menor de los 36º nos amenaza una hipotermia, es decir, estamos a una temperatura insuficiente. Los movimientos provocan calor y por eso muchas personas caminan dando pasos cortos y rápidos, dan saltitos o agitan los brazos cuando hace mucho frío. Si no se hace así, o el movimiento no es suficiente para provocar calor, el organismo se ayuda a sí mismo provocando un rápido cambio entre la contracción y el estiramiento, y aparecen los temblores con los que, además, se consigue un mejor riego sanguíneo que eleva la temperatura.
Si, a pesar de las medidas adoptadas, persiste la sensación de enfriamiento, en algún momento el cuerpo comenzará de nuevo a tiritar para ahorrar energía. Frenará la circulación y la concentrará en los órganos vitales. Las manos y los pies no serán abastecidos suficientemente y es por eso que en esos órganos es donde primero aparecen los signos de congelación.
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