viernes, 7 de junio de 2013

El ciberespacio




El ciberespacio no es espacial en el mismo sentido en que es espacial su sala de estar o su patio trasero. El ciberespacio es información: una enorme red de información electrónica abierta a cualquiera que tenga acceso a un ordenador que esté conectado a la red. Espacialmente no tiene forma: es a la vez local y global. Aunque algunas de sus tecnologías, tales como la realidad virtual, proporcionan al usuario una experiencia física simulada, una palabra que describe al ciberespacio como un todo es incorpóreo. En lugar de visitar una biblioteca, el ciudadano del ciberespacio puede recoger información de incontables instituciones sin dejar su casa o su despacho. En lugar de visitar a otras personas, el ciudadano del ciberespacio puede conversar a través del ordenador con otros que tengan intereses similares. Sentado en el ordenador, uno puede realizar operaciones bancarias, comprar o planear viajes… Y aunque el viaje implica aún un cambio de localización física, muchos ciudadanos del ciberespacio siguen el lema “No salgas de casa sin él”- refiriéndose, por supuesto, a su ordenador.


Aunque las capacidades de los ordenadores crecen espectacularmente de un año a otro, lo que es nuevo y digno de señalar en el ciberespacio no son sus avances tecnológicos sino el grado en que influyen en nuestra forma de pensar y gestionar nuestra vida diaria. Consideremos la correspondencia, por ejemplo. La gente solía escribirse. Después de enviar una carta, uno esperaría días o semanas una respuesta. Luego la gente se acostumbró a utilizar el teléfono para hacer acuerdos de negocios y mantenerse en contacto con amigos y parientes, incluso con los que estaban muy lejos. Ahora muchas personas dependen del correo electrónico, o e-mail. Cuando usted envía un mensaje por e-mail, el mensaje aparece inmediatamente en el “buzón” electrónico. Al igual que un mensaje telefónico, se transmite inmediatamente, pero al igual que una carta tradicional, está disponible para que el receptor lo lea (o ignore) en cualquier momento.

De la misma forma que uno puede encender el ordenador en cualquier instante para leer su email, también puede participar en discusiones de grupo en cualquier instante que desee. Como el espacio geográfico, el ciberespacio está dividido y subdividido en segmentos navegables. En primer lugar, uno se conecta a lo que se denomina una red –ya sea una de las varias redes comerciales, o la red global no comercial denominada Internet-. Una vez en la red, uno selecciona grupos y luego subgrupos, formados para discutir cualquier cosa, desde la educación de los hijos a los vampiros pasando por la reforma política.

En el ciberespacio, los individuos pueden crear sus propias “páginas”: lugares para los que diseñan el texto y los gráficos, limitados sólo por su imaginación y sus programas informáticos. Si quiere comprar una pluma estilográfica antigua, por ejemplo, usted “visita” los lugares de los vendedores de plumas. Si está interesado en una pluma concreta, hace un click para ver una imagen ampliada de la misma.

No es sorprendente que las mismas cuestiones sociales y políticas que son importantes en la
comunicación cara a cara surjan también en el ciberespacio. Entre éstas se incluyen la confianza, el engaño, cómo deshacerse de los incordios y la censura. Puesto que las personas en el ciberespacio no se ven (a menos que decidan hacerlo), sus relaciones están a menudo exentas de las limitaciones normales de edad, clase, género, raza y demás. Algunas personas utilizan esta libertad para adoptar una personalidad diferente. Aunque algunos sienten que esto es una liberación inocua, otros lo consideran una traición a la confianza de otras personas. Las cuestiones de cómo tratar los mensajes que son ofensivos, o controvertidos, despiertan los mismos fuertes sentimientos que en la vida real. Puesto que el ciberespacio es un fenómeno relativamente reciente, las personas –y los gobiernos- tienen que elaborar regulaciones que gobiernen el habla y la impresión en relación con la comunicación en el ciberespacio.

El ciberespacio está aquí para quedarse. Socialmente es importante que esté disponible para todos los segmentos de la sociedad. Y desde el punto de vista individual, es probablemente bueno recordar que su objetivo es ensanchar, y no ser un sustituto de las actividades de la vida real.

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