jueves, 25 de abril de 2013
Cheyenne Mountain y el NORAD
El complejo de Cheyenne Mountain alberga el Mando Alterno Nacional del NORAD y, en los últimos tiempos, del USNORTHCOM. El NORAD es una iniciativa conjunta de Estados Unidos y Canadá para vigilar el espacio aéreo e identificar posibles amenazas a estos dos países. El sistema evalúa el peligro que supone cualquier actividad irregular y emite la alarma correspondiente.
El NORAD (Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial) se creó como un organismo de colaboración entre Estados Unidos y Canadá en 1958, cuando la amenaza de ataque por parte de la URSS era una de las mayores preocupaciones del continente. A su vez, el USNORTHCOM es el Comando Norte de EEUU y se creó para proteger al país después de los ataques del 11 de septiembre de 2001.
El lema del NORAD resume a la perfección lo que sucede dentro de Cheyenne Mountain: “Disuadir, Detectar, Defender”. Si la amenaza de la aniquilación mutua sirvió durante la Guerra Fría para disuadir a potenciales atacantes, la detección se consigue con la ayuda de un amplio radar y sistemas por satélite que captan cualquier tipo de actividad anómala en el cielo. A su vez, los cazas y bombarderos de las Fuerzas Aéreas y, como último recurso, los misiles, están preparados para la defensa.
Ambas organizaciones tienen su cuartel general en la base de las Fuerzas Aéreas de Peterson, cerca de Colorado Springs. Aunque las operaciones cotidianas tienen lugar allí, Cheyenne Mountain siempre está alerta por si tiene que tomar el relevo de inmediato.
La montaña tiene una altura de casi 3.000 metros y forma parte de las Montañas Rocosas. Fue elegida como base para el NORAD por su céntrica situación y su geología estable, además de por su proximidad a la Academia de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos y otras instalaciones militares. Su construcción empezó en 1961 y se estima que se usaron más de 450.000 kilos de explosivos para vaciar la montaña. Hay 4.5 km de túneles y galerías en un área de casi dos hectáreas donde antes había 700.000 toneladas de granito.
Se calcula que cuando el NORAD entró en funcionamiento el proyecto ya había costado 142 millones de dólares. En 1989 se empezó un programa de renovación, pero a mitad de los años noventa el proyecto iba con un serio retraso y estaba costando varios cientos de millones de dólares más de lo presupuestado.
El complejo consta de 15 edificios de acero con varias plantas (la mayoría tiene tres). Cada uno de ellos reposa sobre gigantescos muelles de una tonelada de peso cada uno (y se calcula que hay cerca de 1.400) para que cada estructura pueda tambalearse horizontalmente en cualquier dirección y aislar así el impacto de una explosión nuclear o un terremoto. La construcción de un pasaje que corta la montaña de norte a sur también contribuye a minimizar el efecto de las ondas de choque.
Para entrar en el complejo hay que cruzar unas puertas de casi un metro de grosor y 25 toneladas de peso diseñadas para abrirse y cerrarse en 45 segundos. En el caso de que se produzca una explosión nuclear, las entradas principales están provistas de unos sensores que captan las ondas de presión y hacen que unas válvulas se cierren y sellen el complejo. Si esto sucediera, el edificio contiene suficientes reservas de comida para alimentar a varios cientos de personas hasta un máximo de 30 días, mientras que los manantiales naturales abastecerían el edificio con agua almacenada en cuatro enormes tanques subterráneos. Estos depósitos tienen una capacidad que supera los 5.5 millones de litros. Al parecer, los trabajadores a veces utilizan canoas para navegar por ellos.
Asimismo, un sistema de ventilación altamente eficaz aseguraría el suministro constante de aire fresco. La montaña también está equipada con instalaciones para cubrir otras necesidades básicas, como servicios médicos, peluquerías, gimnasios y saunas.
Afortunadamente, Cheyenne Mountain no ha sufrido nunca una alarma de alto nivel, aunque ha estado cerca de ello en una o dos ocasiones como resultado de un error humano o técnico. El más famoso ocurrió en 1980, cuando el ordenador del NORAD inició un simulacro de alarma sin darse cuenta de que era solo una prueba. Por suerte, un trabajador se percató de ello antes de que despegaran aviones o se lanzara ningún misil.
Cheyenne Mountain también puede presumir de carrera cinematográfica por haber sido el escenario de varias secuencias de “Juegos de Guerra”, una película de 1983 inspirada en el incidente anterior.
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