En medio de un precioso bosque de secuoyas de Monte Rio, en el condado californiano de Sonoma, Bohemian Grove se convierte cada año en un campamento de verano para algunos de los hombres más poderosos del mundo. Los rumores acerca de actividades desenfrenadas y rituales paganos salpican a este evento organizado por el Bohemian Club, pero otros temen que en este lugar se estén tomando sin control alguno importantes decisiones que afectan al gobierno y al comercio.
El Bohemian Club es un club privado y exclusivamente masculino que se encuentra en Taylor Street, en San Francisco. Fue fundado en 1872 por miembros del periódico San Francisco Chronicle para crear un vínculo entre los miembros de los círculos culturales de la ciudad. Sin embargo, en poco tiempo el club se abrió a otros grupos sociales y pronto acabó bajo el control de los hombres más ricos y poderosos de San Francisco. El perfil actual de un socio del Bohemian Club es el de un varón blanco de mediana edad y, normalmente –aunque no siempre-, simpatizante del Partido Republicano.
En la actualidad, la lista de espera para accede al club es de más de quince años, con una cuota de entrada de 25.000 dólares más un pago anual de 5.000 dólares. Pero más importante aún es que cada solicitud debe ser sometida a examen, lo cual significa que hay que tener muy buenos contactos y haber estudiado en alguna de las universidades más prestigiosas del país. Entre sus miembros se cuenta un buen número de presidentes, como Eisenhower, Nixon, Ford, Reagan y los dos Bush, junto con otros nombres conocidos, desde Mark Twain y William Randolph Hearst hasta Clint Eastwood y los Rockefeller.
Bohemian Grove abarca más de 1.000 hectáreas, aunque la zona del club es bastante menor. El primer campamento en Bohemian Gorve tuvo lugar en 1893 en un terreno alquilado que el club acabó comprando a un leñador en 1899. Ahora acoge entre 2.000 y 3.000 asistentes cada verano repartidos en pequeños campamentos de acuerdo con su perfil y experiencia. El programa, de dos semanas de duración, incluye charlas, pasatiempos y actos pensados para hacer contactos.
Todo empieza con la peculiar ceremonia de “la quema de las preocupaciones”. Los asistentes, situados al borde de un pequeño lago, observan como algunos miembros escogidos, vestidos con togas rojas y encapuchados, sacrifican una imagen llamada Dull Care, poniéndola en una barca a la que se prende fuego y se empuja hacia el lago. Se dice que este ritual simboliza el adiós a las preocupaciones diarias mientras dure el encuentro. Todo esto ocurre bajo la mirada de un gran búho que mide más de 12 metros y que es la mascota del club.
A algunos les resulta inquietante la ceremonia de cremación por su similitud con ciertos rituales paganos e incluso por su aire satánico. Hasta se ha llegado a afirmar, sin fundamento alguno, que se han hecho sacrificios humanos como parte del ritual. Testigos presenciales aseguran que la ceremonia –y el campamento en general- recuerda más bien a las bromas de las hermandades universitarias. Al parecer, el asunto tiene menos que ver con rituales secretos y más con hombres de mediana edad que quieren revivir su juventud bebiendo demasiado, escuchando los discos de Grateful Dead, fumando puros y orinando en los árboles.
Quizá sea más legítimo criticar al campamento por permitir que un puñado de los más influyentes políticos, hombres de negocios y militares del mundo occidental mantengan reuniones completamente opacas. Cuenta la leyenda, por ejemplo, que el Proyecto Manhattan, que condujo a la creación de la bomba atómica, se planeó en Bohemian Grove, durante una reunión de 1942. Aunque los miembros de este club no tengan como objetivo crear un nuevo orden mundial- tal y como opinan sus opositores más vehementes-, la mera existencia de un club de este calibre no ayuda a convencer a los escépticos de que vivimos en una sociedad transparente y democrática.
Un argumento en defensa del club frente a las acusaciones de que es una élite conspiradora que dirige acontecimientos nacionales e internacionales, es su lema, sacado de “El sueño de una noche de verano” de Shakespeare: “Las arañas tejedoras manténganse lejos de aquí”. Esto quiere decir que los asuntos de los miembros no deberían cruzar la puerta. Aunque sus detractores odrían argumentar que es lógico que digan eso, ¿no?
El perímetro de Bohemian Grove está vigilado todo el año y especialmente durante el verano, aunque en los últimos años algunos intrusos (incluso un puñado de periodistas) han logrado entrar. Esta vigilancia tan estricta ha hecho sospechar que Bohemian Grove es un lugar donde se toman decisiones en nuestro nombre, pero sin nuestro conocimiento. Pero puede ser igualmente cierto que sus miembros mantienen el secretismo para no tener que avergonzarse de las tonterías que hacen cuando pierden la compostura.
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