La historia del vaso desechable comienza en 1908, cuando el inventor Hugh Moore produjo un aparato de porcelana apto para servir un vaso de agua pura y muy fría. El llamado Penny Water Vendor de Moore –precursor en función y diseño a los posteriores depósitos refrigeradores de uso en oficinas- estaba formado por tres compartimientos separados: el superior alojaba el hielo, el del medio, el agua, y el inferior los vasos –puestos que éstos nunca se vendían separadamente ni se reutilizaban-.
Se instalaron varios dispensadores de agua de Moore en diversos puntos céntricos de la ciudad de Nueva York, preferentemente en las paradas de los transportes públicos –incluso, se apoyó la acción con una fuerte campaña publicitaria, de inspiración antialcohólica, que aconsejaba calmar la sed con agua fresca-, pero para desgracia de Moore nadie compraba sus tragos de agua.
Su negocio era una ruina hasta que, en 1909, en coordinación con un funcionario de la sanidad pública, el doctor Samuel Crumbine –ardoroso enemigo de la costumbre de la época de beber de las fuentes públicas utilizando un vaso metálico colgado junto a ellas, y que nunca era lavado ni sustituido-, varió la finalidad de su recién constituida empresa y se dedicó a la fabricación de vasos de papel desechables gracias a la financiación aportada -200.000 dólares- por un banquero hipocondríaco y escrupuloso, obteniendo el éxito casi inmediatamente.
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lunes, 30 de abril de 2012
jueves, 26 de abril de 2012
La manta eléctrica
La primera manta eléctrica de la historia fue exhibida en Viena, en 1883, durante la Exposición Universal de Austria. En 1912, el inventor estadounidense S.I.Russell patentó una almohadilla eléctrica, utilizada principalmente para calentar los pechos de los pacientes tuberculosos. Se trataba de un pequeño cuadrado de tela, provisto de unas espiras eléctricas aisladas, que transmitían el calor a su revestimiento textil.
Sin embargo, los primeros modelos ofrecían graves inconvenientes –sobre todo en cuanto a su seguridad y su precio-, lo que retrasó la aparición de un modelo verdaderamente práctico hasta que, hacia mediados de la década de 1930, la tecnología comenzó a ofrecer más posibilidades y mitigó los riesgos e inconvenientes. Leer Mas...
sábado, 21 de abril de 2012
El viaje de las aves migratorias: ¿cómo se orientan los animales?

Desde épocas remotas el hombre no ha dejado de maravillarse ante el fenómeno de la migración de las aves, uno de los espectáculos más enigmáticos e impresionantes que la Naturaleza pueda ofrecernos. Cada año, miles de millones de aves de todo el mundo reemprenden un largo y tortuoso camino en busca de las condiciones apropiadas para alimentarse y criar a sus pequeños.
Durante los primeros días de otoño, varios cientos de miles de cigüeñas blancas se arremolinan inquietas en torno al estrecho de Gibraltar, entre el sur de la Península Ibérica y el continente africano. Con sus enormes alas blanquinegras, las cigüeñas esperan el momento en el que una potente masa de aire caliente las eleve lo suficiente como para atravesar, con el menor gasto de energía posible, los escasos 14 kilómetros de mar que las separa de África y continuar así su largo viaje hacia el sur.
Se calcula que, sólo desde Europa, más de 5.000 millones de aves emigran a África para pasar el invierno. Durante este periodo, el instinto migratorio es tan acusado que no parece importarles cualquier otra cosa que no sea llegar a sus destinos. Se ha observado, por ejemplo, que muchas especies que guardan una clara relación predador-presa durante el resto del ciclo anual vuelan juntas sin el menor instinto de ataque o de huida entre ellas, lo que sin duda demuestra la importancia y la prioridad de la migración.

No obstante, pese al denominador común que supone el mayor aprovechamiento de los recursos con vistas a la reproducción, el desencadenante del fenómeno de la migración varía de unas especies a otras.
Tal vez, uno de los ejemplos más llamativos en cuanto al componente innato de las pautas migratorias lo protagonicen los jóvenes cuclillos que, pese a no haber tenido contacto alguno con sus padres, son capaces de seguir sus mismas rutas migratorias y de reunirse con los adultos en las zonas de invernada, en el sur. Muchas aves se muestran especialmente intranquilas durante la época de migración. Por ejemplo, la inquietud migratoria en las currucas capirotadas cautivas está relacionada con el tiempo que tardarían en efectuar su viaje migratorio.


Las aves migratorias demuestran poseer una extraordinaria y envidiable condición física. El diminuto colibrí rojizo, con una envergadura alar de 12 cm y un peso de tan sólo 2 gramos, es capaz de desplazarse desde Canadá y el norte de Estados Unidos hasta México, en un viaje que puede abarcar los 6.000 km. Pero sin un buen sistema de orientación todos los esfuerzos serían totalmente inútiles.


El rango de sensibilidad es muy estrecho; es decir, las brújulas internas no parecen detectar campos magnéticos mucho más débiles o más fuertes que el de la Tierra. Una investigación reciente sugiere que, al menos en algunos animales, la capacidad de percibir la dirección de la brújula puede implicar receptores de luz que recogen información del campo magnético de la Tierra.
La posición del Sol es igualmente importante y el uso que de él hacen las distintas especies, muy variado, desde el simple dato de que sale por el este y se pone por el oeste hasta su posición relativa en un momento determinado. Algunos investigadores han sugerido que una estructura interna del ojo –el pecten oculi- podría funcionar como un reloj de sol, proyectando una sombra sobre el fondo del globo ocular que proporcionaría una inestimable ayuda en la orientación del ave.

Por intrigante que sea la idea de una brújula interna, es sólo la mitad del misterio de cómo


Por otra parte, las aves desarrollan diferentes técnicas de vuelo, la mayoría de ellas encaminada

La necesidad de migrar no es exclusiva de las especies con capacidad de vuelo. En las extensas llanuras de África, algunos avestruces recorren cientos de kilómetros durante la estación seca de la misma manera que los pingüinos emperadores pueden recorrer grandes trayectos para llegar a sus lejanas zonas de cría. El emú es una especie nómada que puede llegar a recorrer 1.000 km en un año siguiendo el patrón de las precipitaciones.

El alca común, aun siendo perfectamente capaz de volar, suele realizar sus migraciones a nado, ya que los polluelos aún no han completado su desarrollo y no han aprendido a volar, mientras que los padres además de acompañar a sus jóvenes crías durante el viaje, están mudando su plumaje en el periodo de migración, lo que les impide ganar altura.

Uno de los métodos más utilizados en el estudio de las migraciones es el anillamiento. Muchas aves son capturadas mediante finas redes de hilo con el fin de colocarles sobre uno de sus tarsos una pequeña anilla de plástico o de metal en la que figura un número. El objetivo es conocer el lugar de procedencia, la fecha de anillamiento y otros datos de gran valor si el ave es posteriormente recuperada en cualquier otro punto del planeta.
Otros métodos de investigación incluyen sofisticadas técnicas de seguimiento por radio. Tras instalar un transmisor en un ave, es posible saber su posición exacta y el rumbo de sus desplazamientos examinando las señales captadas por un receptor. En ocasiones, se han utilizado aviones ultraligeros que han seguido bandadas durante horas, tomando todo tipo de datos sobre la altura, la velocidad, la posición o el ritmo de aleteo.

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miércoles, 18 de abril de 2012
¿Cómo hacemos para no caernos de la cama incluso cuando dormimos profundamente?

Es una mera cuestión de entrenamiento. Son muchas las ocasiones en que los niños se caen de la cama, y se equivoca quien piense que el niño no puede valorar correctamente el tamaño de su lecho. El subconsciente debe practicar a fin de protegerse de las caídas, que pueden llegar a ser dolorosas. Una vez aprendido, es igual que el adulto duerma en una cama de matrimonio o que lo haga en un estrecho catre, seguro que no aterrizará en el duro suelo. Es posible que, aún estando sumidos en el más profundo de los sueños, no perdamos del todo la consciencia y podamos reaccionar frente a determinado tipo de peligro o aviso. De lo contrario, tampoco nos despertaría el despertador. Leer Mas...
martes, 17 de abril de 2012
1916-Los Nenúfares - Claude Monet


Pudo, incluso, hacer realidad algo que había soñado toda su vida. Durante siete años había alquilado una casa en Giverny; ahora pudo comprarla y diseñar un jardín de flores y arbustos.
En 1895 y 1896 negoció, con éxito, la compra de varios terrenos vecinos –que incluían un

De joven siempre había pintado al aire libre para captar la luz y el ambiente, el juego entre el color y el reflejo. Los seis jardineros que Monet empleó en su ancianidad cuidaban de su paraíso, dejándole libertad para pintarlo y retocar los cuadros en su estudio. Los nenúfares eran su obsesión: entre 1903 y 1908 los pintó en 48 cuadros, que expuso en París en 1909. Buscaba la eternidad en la pintura o eso parece sugerir su fugaz vislumbre de ella.
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Santo Tomás de Aquino

Santo Tomás de Aquino (hacia 1225-1274) es el gran filósofo del escolasticismo y continúa siendo uno de los mayores pensadores cristianos de todos los tiempos. Nació en el seno de una familia aristocrática de la región de Aquino, cerca de Nápoles, e inició sus estudios en el monasterio benedictino de Monte Casino.
Pese a la oposición de sus padres, abandonó dicho monasterio y se fue a proseguir sus estudios en la universidad de Nápoles, donde estudió a fondo la obra del filósofo griego Aristóteles. Más tarde entró en la orden recién fundada de los dominicos, cuyos miembros se consagraban al estudio y a combatir las doctrinas contrarias a la Iglesia.
En los años sucesivos, santo Tomás de Aquino recorrió los principales centros de enseñanza de Europa al tiempo que escribía toda una colección de tratados teológicos y filosóficos. Tras rechazar de plano el enfoque según el cual la filosofía secular y la fe se excluían mutualmente, santo Tomás se dedicó a conciliar la filosofía griega con el pensamiento cristiano con el objetivo último de integrar razón y fe. Su última gran obra, la Summa Teologica (“Compendio teológico”) todavía se sigue estudiando en los seminarios católicos. Lo canonizaron en 1323.

En la tradición pictórica suele representársele como una persona de porte alto y robusto, así como sosegado, con el hábito blanco y negro propio de los dominicos, una estrella o una paloma (símbolo del Espíritu Santo), un ceñidor o un lirio, un libro o un buey. Sus revelaciones del año 1272 constituyen un motivo pictórico bastante popular. Según la leyenda, después de que la Iglesia rebatiera algunas de sus opiniones, se puso a rezar ante un crucifijo por tan gran injusticia, cuando de repente escuchó la voz de Jesús, que le decía: “¿Y qué hay de mi injusticia?”. La castidad del santo era proverbial y se dice que en una ocasión llegó a expulsar de su habitación a una mujer con un carbón ardiendo, después de lo cual unos ángeles le ofrecieron un ceñidor. A menudo se le representa también junto al filósofo musulmán Averroes, contra el que escribió toda una serie de tratados.
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martes, 10 de abril de 2012
Agustina de Aragón

Agustina Zaragoza Doménech, su nombre real, era de origen catalán. Nació en Barcelona en 1786, muy cerca de la iglesia de Santa María del Mar. Era la penúltima hija, de un total de once hermanos, de un matrimonio de campesinos que acababa de llegar a la ciudad desde la población leridana de Fulleda.
Apenas salida de la adolescencia, Agustina contrajo matrimonio en 1803 con Joan Roca Vilaseca, un artillero veterano de la guerra de Portugal y oriundo de la localidad gerundense de Maçanet de Cabrenys. El matrimonio, debido a la ocupación del marido, residió en Mahón y Barcelona. En esta ciudad se instalaron a principios de 1808, apenas unas semanas antes de que, en el mes de febrero, las tropas napoleónicas la ocuparan por sorpresa, como sucedió con otras plazas españolas.
Tras el estallido de la rebelión antifrancesa en Madrid, en mayo de ese mismo año, Joan Roca fue movilizado, abandonando así a su esposa. Al poco tiempo de la separación, a principios de junio, Agustina se trasladó a Zaragoza. Desconocemos qué le movió a ello; quizá le llegasen rumores que situaban a su esposo en aquella ciudad, o bien supo que parte de su familia se había refugiado allí.
Durante el primer sitio de Zaragoza, a principios del verano de 1808, Agustina participó en la defensa de la ciudad como la gran mayoría de mujeres: cosiendo sacos terreros, avituallando con comida, agua y munición a los defensores e incluso realizando labores ocasionales de enfermería.
Quiso la fortuna que el día 3 de julio se encontrase en el Portillo de San Agustín suministrando

Después de que los franceses levantasen este primer sitio en el mes de agosto, Agustina “la Artillera” fue recompensada por el general Palafox, el comandante de la plaza, con el grado de subteniente de artillería y la concesión de una pensión vitalicia.

Agustina cayó enferma y fue capturada por los franceses. En el curso de su tortuoso traslado a Francia, consiguió huir en la localidad navarra de Puente la Reina, para a continuación dirigirse hacia zonas libres del dominio napoleónico. Una vez recuperada, Agustina se reintegró en el ejército y participó en numerosas acciones de guerra. Los sitios de Tortosa y de Vitoria son sólo algunas de ellas.
Al final del conflicto, Agustina Zaragoza se había convertido en una figura extraordinariamente


La desaparición de Joan Roca desde el inicio de la contienda, la misteriosa y rápida marcha de Agustina hacia Zaragoza, así como el hecho de que las fuentes no se pongan de acuerdo sobre si ella y Talarbe contrajeron matrimonio durante el primer sitio de Zaragoza, poco antes del famoso episodio del Portillo, nos llevan a sospechar la existencia de una relación seria entre ambos. Hubiera habido o no matrimonio, lo cierto es que este personaje no se separó de Agustina durante toda la guerra.
Una vez expulsados los franceses de España y reinstaurado en el trono Fernando VII, Agustina

Al poco tiempo de enviudar, Agustina regresó a Valencia. Allí no tardó mucho tiempo en conocer a un joven médico originario de Almería llamado Juan Cobos. A pesar de la diferencia de edad –ella era doce años mayor que él-, la precariedad económica en la que se encontraba Agustina la empujó a contraer matrimonio rápidamente en marzo de 1824, apenas medio año más tarde de haber tomado el luto. De esa unión nació su hija Carlota en 1825.

El desarrollo adverso de la guerra carlista minó la fortuna familiar, entre otras cosas porque las autoridades isabelinas suspendieron el pago de las pensiones que Agustina percibía desde la época de los sitios y que no recuperaría hasta varios años más tarde. La pregunta que se plantea es si Agustina llegó a coquetear con el carlismo o simplemente se vio arrastrada por las simpatías de su marido hacia la causa legitimista.
El tramo final de la vida de Agustina transcurrió entre Sevilla y Ceuta. En 1853 se instaló en esta última ciudad, en casa de su hija, casada con un militar allí destinado. Falleció en esta plaza norteafricana cuatro años después, el 29 de mayo de 1857.
Sus restos fueron

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sábado, 7 de abril de 2012
El ketchup

El hoy llamado kétchup o cátsup –palabras que vienen del chino ke-siap, “salsa de pescado con vinagre” a través del malayo “kechup”- proviene de una salsa sazonada, de consistencia espesa, que fue uno de los primeros condimentos de la historia. Los antiguos romanos, que la llamaban liquamen, la preparaban, hacia el 300 a. de C., con vinagre, aceite, pimienta y pasta de anchoas secas, y la utilizaban para realzar el sabor del pescado y de la caza.
Hacia 1690, los chinos crearon una salsa picante, también destinada a pescados y caza, parecida a un escabeche de pescado, moluscos y especias, a la que ellos llamaron ketsiap y los malayos, kechap. A principios del siglo XVIII, marinos británicos descubrieron esta salsa en Singapur y Malasia. Sus cocineros sustituyeron las especias orientales por setas, nueces y pepinos, haciéndola muy popular con el nombre deformado de kétchup.
La primera incorporación documentada del tomate a esta salsa data de 1792, en una obra del estadounidense Richard Brigg llamada “The New Art of Cookery”, ya con el nombre deformado de cátsup. Esta salsa era vendida en el primer cuarto del siglo XIX en Estados Unidos como “Extracto de tomate del doctor Miles”. La primera salsa embotellada fue lanzada al mercado por el cocinero y empresario germanoamericano Henry Heinz, con el nombre de Heinz Tomato Catsup.
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lunes, 2 de abril de 2012
La antimateria: el mundo en negativo (y 2)

Se comenzaron a proyectar entonces aceleradores de partículas, en los que se producirían choques frontales de éstas y se obtendrían elevadas energías instantáneas, capaces de producir materia en forma de nuevas partículas.
Así fue como se llegó al descubrimiento del antiprotón –protón con carga negativa- y del antineutrón- partícula que, aunque carece de carga eléctrica, posee una propiedad, el espín, que también tiene un signo que la distingue del neutrón, de signo espín opuesto-. En 1955, los investigadores del acelerador de Berkeley proclamaron haber plasmado ya en fotografías las trayectorias de unos sesenta antiprotones. Al año siguiente, fueron descubiertos los antineutrones. Desde entonces, y gracias siempre a la evolución técnica de los superaceleradores, ha sido descubierta una infinidad de nuevas partículas y sus correspondientes antipartículas: mesones, piones, muones…
Ya se dispone de los componentes esenciales para la creación de un antiátomo: antielectrones,

El problema es que no es tan sencillo. En primer lugar, tenemos que ser capaces de producir la antimateria, ya que hasta hace unos años, la única de que disponíamos era la que estaba presente en los rayos cósmicos y que, de vez en cuando, se dignaba a aparecer en nuestras cámaras detectoras. El segundo consiste en ser capaces de transportarla y confinarla de forma adecuada para que no se aniquile con la materia ordinaria en un momento no deseado. Por último, es imprescindible canalizarla en la dirección precisa para conseguir el máximo resultado.
Veamos en primer lugar el problema de la producción de antimateria. La primera sorpresa que se puede uno llevar cuando observa el universo que nos rodea es la aparente ausencia de antimateria. Todo lo que vemos y experimentamos está formado de materia vulgar, ordinaria, de la de andar por casa: electrones, protones y neutrones, básicamente. No resulta nada sencillo encontrar una antipartícula, a no ser que se tenga algo de suerte y de disponga del instrumental adecuado.
Aunque pueda parecernos tirste y desilusionante, puede que eso no sea tan malo, ya que si la

A lo largo de la historia reciente de la física se han propuesto distintas soluciones a la cuestión anterior. En los años 60 del siglo XX, el físico ruso y premio Nobel de la paz Andrei Sakharov sugirió la posibilidad de que la materia y la antimateria presenten comportamientos ligeramente diferentes, es decir, que exista una cierta falta de simetría en su forma de actuar. Esta diferencia en el comportamiento se podría poner en evidencia mediante lo que se denominó la violación CP (carga y paridad). Existían ciertas pruebas que parecían evidenciar que la carga-paridad no se conservaba en ciertas situaciones.

Pero, como siempre ocurre en cuestiones de ciencia (y es muy bueno que así sea), existe

Por otro lado, muchos astrofísicos no están de acuerdo con estas ideas. El argumento esgrimido se basa en que el espacio exterior no está vacío y, en consecuencia, las hipotéticas galaxias de antimateria deberían, de cuando en cuando, sufrir colisiones con nubes de gas y polvo interestelares provocando tremendos chorros de rayos gamma muy energéticos y que, en teoría, deberíamos ser capaces de detectar en la Tierra. Finalmente, existen otros partidarios de una hipótesis intermedia entre las dos anteriores. Algunos científicos piensan que la antimateria existe, pero nuestras técnicas no están lo suficientemente avanzadas como para detectarla.

La segunda posibilidad no es otra que producirla nosotros mismos. Actualmente, esto sólo es posible en las grandes instalaciones dedicadas a la investigación de partículas, como el CERN (Centre Européenne pour la Recherche Nucléaire), en Suiza, o el Fermilab, en Estados Unidos. En estos centros se hace uso de las antipartículas con el fin de estudiar y escudriñar el interior más íntimo de nuestro universo. Haciendo incidir partículas tales como los protones a altísimas velocidades contra un blanco, que suele ser un metal, se pueden producir antiprotones en una proporción de uno de estos últimos por cada millón de los primeros.
Hoy en día, aunque no resulta excesivamente complicado producir antimateria con nuestro nivel

En relación con el problema de la producción de antimateria, el del almacenamiento de la misma parece menor. En la denominada trampa de Pening, las antipartículas cargadas se mantienen en suspensión mediante campos electromagnéticos que las llevan de un lado a otro impidiendo que lleguen a tocar las paredes, condición sine qua non para la existencia de antipartículas.

Las andanzas de la raza humana por el sendero de la antimateria no han hecho sino empezar. Tengamos en cuenta que la primera vez que se produjeron antiátomos en el CERN (de antihidrógeno, para ser precisos) fue en 1996. Y que en 2007, once años después, se consiguió fabricar una molécula (el dipositronio) formada por materia y antimateria, simultáneamente. Quién sabe si, en un futuro, estas moléculas nos podrían proporcionar un combustible bueno, bonito y barato.
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