
Como escribió Maurice Samuel: “La vida es más fuerte que él, pero él sale ganando al debatir con ella”. Al principio, Tevye tiene algo a que agarrarse: “Sin tradición, nuestra vida sería tan insegura como lo está el violinista allí en el tejado”. Pero luego nada resulta como esperaba. Sus hijas se niegan a permitir que su padre les elija esposo y se casan como les place. Las consecuencias son unas escenas conmovedoras de una profunda desesperación y que su padre las repudie. Un edicto del zar pone fin a todo eso. Tevye y su esposa Golde son rechazados por sus hijas. Les niegan los descendientes que tanto ansiaban y ellos, junto con todos los demás judíos de Anatevka son expulsados de sus casas.
Chagall, hijo de un pescadero judío, nació en 1887, en Liozno, cerca de Vitebk, una capital

El musical “El violinista en el tejado” se remonta a una imagen presurrealista de Chagall. Fue en 1920 cuando pintó esta imagen por primera vez en la pared del auditorio del Teatro de Arte Judío de Moscú, como representación simbólica de la música. De esa forma, el opulento y colorista reino de motivos de Chagall, nutrido en la rica tierra de los mitos judíos y el folclore ruso, se transformó en teatro. Y esta realidad teatral recuerda el destino secular de un pueblo al que siempre han empujado de un lugar a otro. Con frecuencia, frente a tales penurias, lo único que queda en que apoyarse es la fe, junto con la ironía, la humanidad y el ingenio.
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