domingo, 1 de febrero de 2015
¿Por qué nos hacen llorar las cebollas?
Pelar o trocear una cebolla provoca una cadena de reacciones químicas que llevan a que acabemos hechos un mar de lágrimas.
Las células de la cebolla que hemos dañado liberan dos tipos de sustancias químicas: moléculas orgánicas, sulfóxidos de aminoácidos que confieren a las cebollas su sabor, y enzimas, las alinasas. Las enzimas transforman los sulfóxidos en un tercer compuesto, el syn-propanotial-S-óxido, responsable del picor ocular.
A modo de defensa, los ojos responden generando lágrimas que diluyen la concentración de las sustancias químicas; o por lo menos lo intentan hasta que nos da por restregárnoslos con los dedos impregnados de los componentes químicos.
A lo largo de los años, he oído numerosos remedios para esta situación. Mi método preferido es cortar las cebollas dentro de un cuenco con agua, porque así se evita que los vapores asciendan hasta los ojos. Hay gente que insiste en otras soluciones –como chupar un azucarillo, limón o incluso un trozo de pan-, para las cuales no encuentro ninguna explicación.
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