jueves, 23 de octubre de 2014

¿Qué diferencia a un mar de un océano?


 

Vista desde el espacio, la Tierra aparece como una bola azul. No es de extrañar, puesto que mares y océanos representan casi el 70% de la superficie del globo terrestre. Evidentemente, estas grandes extensiones cubiertas de agua salada responden a definiciones precisas. Los océanos separan los continentes; hay cinco: Atlántico, Pacífico, Índico, Ártico y Antártico. Por su parte, los mares son extensiones de agua mucho más pequeñas. Algunos lindan con los océanos (mar del Norte, mar de China…) y otros sólo se comunican con sus hermanos mayores por estrechos (Mediterráneo, Rojo). Por último, están los mares que son como grandes lagos salados (mar Caspio, mar Muerto y mar de Aral). Además, los mares pueden estar unidos entre sí por un estrecho, como el Negro y el Mediterráneo a través del Bósforo.

Pero el elemento más característico para distinguir el mar del océano está en el fondo del agua. Para entenderlo, debemos imaginarnos el hueco del océano. Los científicos distinguen varias zonas del fondo marino, según su profundidad: primero la plataforma litoral o continental. Después el talud continental, que empieza a unos 2.000 metros y que, junto con la plataforma continental, forma parte de lo que algunos definen como precontinente.

Después, el fondo cae en pendiente más o menos pronunciada hacia las profundidades, un paisaje formado por grandes llanuras, montes y montañas (llamadas crestas oceánicas). Este suelo oceánico se sitúa entre 3.000 y 6.000 metros de profundidad. Vienen después las famosas fosas abisales, que siguen fascinando a los investigadores. Las fosas se prolongan durante varios miles de kilómetros y son los mayores agujeros que hay en la Tierra. Son el resultado de un mecanismo llamado de subducción, que dura desde hace millones de años.

Simplificando, una placa oceánica formada por roca funde, se enfría, se extiende y después se hunde bajo otra capa. Las capas están formadas por rocas basálticas muy pesadas, mientras que los continentes (no sumergidos) lo están fundamentalmente por rocas graníticas y sedimentarias.

Entonces, además de las distinciones hechas antes, lo que determina la distinción entre mar y océano es la extensión y profundidad de las fosas abisales. Los océanos se caracterizan por la menor extensión de su plataforma continental y la existencia de fosas abisales en su suelo, mientras que los mares nunca tienen fosas abisales y su fondo marino se reduce a veces a la plataforma y talud continental.

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