viernes, 29 de agosto de 2014
El Centro de Detención de Guantánamo
Guantánamo –conocido a veces también como Gitmo-, se estableció en 2002 tras los ataques al World Trade Centre y el Pentágono, y se puso en funcionamiento para la detención de los sospechosos de actos terroristas durante la lucha en Afganistán y, posteriormente, Irak. Hay presiones sobre EEUU por parte de la comunidad internacional para que cierre el centro. Organizaciones pro derechos humanos como Amnistía Internacional lo describen como “el gulag de nuestros tiempos”.
La base naval de EEUU en la Bahía de Guantánamo existe desde 1898, cuando la isla pasó a manos estadounidenses después de la guerra de Cuba. En 1902 Cuba consiguió la independencia y al año siguiente su gobierno acordó el arrendamiento de la Bahía de Guantánamo a los americanos a perpetuidad –aunque el régimen comunista que gobierna desde la revolución cubana de 1959 no reconoce la legalidad de este acuerdo.
La base naval tiene una extensión de 120 kilómetros cuadrados y es la única base estadounidense situada en un país con el cual no tiene relación diplomática. Después de los ataques de 2001 en Nueva York, Washington y Filadelfia, George Bush declaró la famosa “guerra contra el terrorismo” y estableció este campo de detención para aquellos individuos considerados una amenaza potencial para la seguridad nacional. Con la protección natural del mar y las ciénagas que lo rodean, los campos de minas y la vigilancia permanente de la guardia militar, Guantánamo es uno de los centros de detención más seguros del planeta.
Muchos de sus internos fueron capturados durante la intervención militar en Afganistán e Irak tras 2001, pero un gran número llegó de otros lugares y fue entregado por terceras partes a cambio de recompensas. El campo central de Guantánamo, el Campo Delta –con capacidad para 600 prisioneros y junto a un acantilado al lado del mar- se abrió en abril de 2002 para sustituir al Campo X-Ray, que cerró ese mes.
Las imágenes de los prisioneros esposados y con el mono naranja, arrodillados en jaulas al aire libre mientras los guardias les vigilan, se convirtieron en las imágenes más vistas a principios del siglo, especialmente entre aquellos que sospechaban que Washington estaba negando un juicio adecuado a los sospechosos de terrorismo.
La Administración Bush declaró a los presos de Guantánamo “combatientes enemigos”. Esto les negaba sus derechos como prisioneros de guerra que establece la Convención de Ginebra, así como el derecho a ser juzgados por el sistema penal estadounidense. En lugar de ello se creó una comisión militar. Según Amnistía Internacional, de los casi 800 prisioneros hasta 2009, solo 26 habían sido juzgados y solo tres condenados.
Poco después de su apertura, Guantánamo ya atraía la atención de la comunidad internacional porque los internos eran retenidos de manera indefinida y sin juicio. También se alertó de posibles malos tratos, desde el uso excesivo del aislamiento hasta palizas, privación de sueño, exposición prolongada a ruido y luz extremos, y un trato irrespetuoso del Corán por parte de los guardias. Antiguos internos han hablado hasta de degradación sexual. Naciones Unidas ha solicitado su cierre, pero Washington ha insistido en que es necesario para la defensa de la nación y ha negado todas las acusaciones de trato inhumano.
Los defensores del centro sostienen que ha proporcionado información clave para impedir futuros ataques terroristas en EEUU y en otros lugares. Sin embargo, surgieron preguntas sobre las técnicas de interrogación que abrieron el debate sobre qué practicas se consideran tortura. Por ejemplo, la técnica del “submarino”, que se usaba con ciertos internos, consistía en la inmovilización del prisionero para tirarle agua por encima y así crear sensación de ahogo.
Algunos han argumentado que el “submarino” es una forma de coacción que no se puede calificar como tortura, aunque muchos otros –incluyendo el presidente Obama- han concluido que sí es un método de tortura, haciendo que toda la información conseguida con esta práctica carezca de validez legal. Cabe señalar que el exsecretario de Defensa de EEUU Donald Rumsfeld rechazó las afirmaciones acerca de que este método se utilizaba en la prisión y lo calificó de “mito”.
El centro de detención de Guantánamo ha sido objeto de debate en los tribunales durante años, especialmente en lo que respecta al estado legal de los internos. Durante su carrera por la presidencia en 2008, Barack Obama se refirió a Guantánamo como “un triste capítulo de la historia estadounidense”. Más tarde diría que habría sido un tremendo fracaso si, después de dos años en el poder, su administración no hubiera “cerrado Guantánamo de una manera responsable, puesto fin a la tortura y restablecido el equilibrio entre nuestra obligación de garantizar la seguridad y nuestra constitución”. Aun así, los planes para trasladar prisioneros a instalaciones de alta seguridad en territorio estadounidense encontraron una fuerte oposición por parte de sus ciudadanos y, a día de hoy, el campo sigue operativo.
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