martes, 14 de enero de 2014
El Complejo de Raven Rock Mountain
También conocido como el Pentágono subterráneo o simplemente como R-Site, el recinto de Raven Rock es un centro de comunicaciones excavado dentro de una montaña. Contiene docenas de sistemas de comunicación y suministra información obtenida por medios electrónicos a las autoridades de mando nacional (como el Presidente y el secretario de Defensa), los jefes de gabinete de la Casa Blanca y otros organismos, como el Departamento de Defensa.
Inicialmente, el complejo se construyó con la intención de que sirviera como una base de operaciones alternativa en caso de emergencia militar como por ejemplo un ataque nuclear. Ante la amenaza creciente de la Unión Soviética a finales de los años cuarenta, se decidió crear esta base dentro de la montaña Raven Rock ya que está hecha de diorita, el tipo de granito más resistente que se conoce y que representa una defensa natural. El complejo se encuentra a unos pocos kilómetros de Camp David, pasada la frontera del estado de Maryland, aunque durante mucho tiempo Raven Rock estuvo bajo la jurisdicción de Camp Albert Ritchie, en Maryland.
La construcción del complejo se empezó en 1951 durante la presidencia de Harry S.Truman y tres años después ya estaba en funcionamiento. Está excavado en la roca casi 200 metros por debajo de la cima, tiene más de 65.000 metros cuadrados y dispone de espacio suficiente para 3.000 personas. Se dice que Raven Rock consta de cinco edificios de tres pisos cada uno, salas de ordenadores y hasta una reserva de agua gigante y un helipuerto subterráneos. Además está rodeado por un bosque de antenas parabólicas y torres de comunicaciones.
Se cree que hay cuatro o cinco entradas al complejo constantemente vigiladas por la policía militar de Raven Rock y un circuito cerrado de cámaras de seguridad. Desde la Ruta 16 se pueden ver las puertas de entrada recubiertas de metal. Cualquiera que se tropiece con este lugar se encontrará con vallas de alambre de espino y unas llamativa señales rojas de advertencia.
Sin embargo, Raven Rock fue una víctima de su tiempo. Gran parte de su tecnología se quedó obsoleta rápidamente y empezaron a correr rumores de su existencia, lo cual puede ser un problema para una base que pretende ser secreta. A finales de los años setenta se empezaron a trazar los planes de renovación y modernización, pero se abandonaron antes de que terminara la década.
Otra gran amenaza para el futuro del complejo llegó en los años ochenta con el ascenso de Mijail Gorbachov. Con la descomposición de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría a principios de los noventa, todo parecía indicar que Raven Rock pronto se convertiría en una reliquia del pasado.
La situación dio un giro inesperado cuando Dick Cheney, vicepresidente con George W.Bush, se ocultó en Raven Rock en una o ´mas ocasiones después de los atentados terroristas de Nueva York y Washington el 11 de septiembre de 2001.
Nunca antes había habido un ataque tan directo al corazón del Gobierno como cuando un avión secuestrado se estrelló contra el Pentágono, el núcleo del sistema de defensa nacional. De repente, el mundo parecía un lugar mucho menos seguro que el día anterior, y la necesidad de contar con una base de operaciones alternativa era más imperiosa que nunca en caso de que hubiera un ataque contra Washington aún más devastador. Y así, el futuro de Raven Rock quedó asegurado.
En la actualidad, la mayoría de operaciones que se llevan a cabo allí siguen siendo altamente confidenciales. La entrada al recinto se encuentra bajo estricta vigilancia y a todos los trabajadores y visitantes se les exige la máxima discreción. Es ilegal tomar fotografías del reciento, hacer mapas o dibujos sin permiso previo y los teléfonos móviles o cualquier otro aparato moderno de comunicación no están permitidos. De hecho, aunque se consiga meter un teléfono móvil en las instalaciones tampoco funcionaría porque no hay cobertura. Cualquiera que sea acusado de incumplir las normas puede sentir sobre sí el peso de la ley, ya sea con una cuantiosa multa o con una temporada en la cárcel.
Para esta base secreta, que ya no lo es tanto, la discreción sigue siendo muy importante, nadie tiene una idea precisa de lo que pasa en las profundidades de la montaña. Solo cabe esperar que la Casa Blanca no tenga que volver a usarla como base de emergencia.
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