sábado, 30 de noviembre de 2013
¿Por qué las pelotas de golf tienen huecos en su superficie?
Los primeros golfistas jugaban con pelotas lisas. Al final de un partido, algunos jugadores más observadores notaban que las bolas usadas llegaban más lejos que las nuevas. No hizo falta mucho más para que empezara a bullir el cerebro de los astutos inventores. Y en 1908, un tal Taylor patentó la bola que conocemos hoy, es decir, una esfera cuya superficie está surcada por pequeños huecos.
¡Sólo había que pensar! En realidad, esa especie de hoyuelos no hacen más que imitar a las bolas gastadas de los primeros golfistas, las que habían sufrido los golpes violentos de los palos que habían causado marcas (incluso agujeros) en su superficie. Esquemáticamente, el avance a través del viento de una bola perfectamente lisa crea una microzona de baja presión en su parte posterior, lo que frena su avance. Los huecos impiden precisamente la creación de los torbellinos intempestivos que se observan alrededor de una bola lisa.
A principios del siglo XX vieron la luz otros dos inventos. Basados en las mismas observaciones, lógicamente presentan características comparables. Son dos bolas que tienen también una superficie alveolada, una en forma de cuadrícula (malla o estrías); otra, pequeñas protuberancias (una especie de bola de espinas). Los tres inventos se comercializaron casi al mismo tiempo, pero ganaron los huecos. En comparación con una bola lisa y a igual potencia de golpe, una de las modernas llega más lejos y más recta.
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