viernes, 8 de noviembre de 2013

El origen de los hot dogs o perritos calientes


 

Está claro que este perrito caliente (traducción no muy literal del inglés “hot dog”) ha hecho correr muchos ríos de tinta. No obstante, siguen circulando interpretaciones por lo menos extraños, y otras francamente extragavantes tanto más asombrosas cuanto que la explicación histórica no tiene vuelta de hoja.

Antes de nada, una pequeña lección de semántica. Los americanos llaman wiener, Frank o hot dog al mismo y único producto. Es verdad que algunos puristas dicen que no son lo mismo, porque al principio se distinguía entre salchichas de Viena (Wiener) en alemán y las de Frankfurt (Frank en abreviatura), pues éstas tienen un sabor más fuerte. Pero la confusión surge cuando sabemos que el antecedente del hot dog se llamaba en Frankfurt wiener wurst. Y en Viena, frankfurter, ¡como si otra ciudad rechazaran el honor de contar la salchicha entre sus símbolos más emblemáticos!

En los años ochenta del siglo XIX, un bávaro llamado Antoine Feuchtwagner desembarcaba en las costas norteamericanas. Se instaló en Saint Louis, Missouri, donde se dedicó al comercio de las salchichas. En 1904, Antoine tuvo la idea de ofrecer a sus clientes unos guantes blancos de algodón para que pudieran degustar sus deliciosas salchichas calientes sin quemarse los dedos. A pesar de la curiosidad de la clientela, la operación no resultó porque los guantes eran caros y no se podían reutilizar.

Antoine planteó entonces el problema a su cuñado, un creativo panadero al que enseguida se le ocurrió fabricar unos panecillos alargados especialmente adaptados para introducir la salchicha. ¡No había más que pensar! Así empezó la venta de los famosos hot dogs, con la salchicha y el pan caliente. Pero todavía no se llamaban así.

Charles Feltman, también un inmigrante alemán, se lanzó de hoz y coz a la aventura. Abrió un primer kiosco en el parque de atracciones de Coney Island, en el Estado de Nueva York. El dueño del City´s Polo Ground de Nueva York también vio enseguida el negocio y su jefe de cocina añadió algunos condimentos a aquel objeto humeante, que el dueño pidió a sus vendedores que pregonaran gritando: “Red-hot! Get your red-hot dachshund sausage!” O sea, “¡Al rojo vivo ¡Compren su salchicha dachshund al rojo vivo!” A principios del siglo XX, la palabra dachshund (perro teckel) se utilizaba en América en sentido peyorativo para calificar a muchos productos de origen alemán.

Por último, aparece en escena otro personaje: Tad Dorgan, dibujante humorístico especializado en deportes. Siempre en busca e nuevas ideas, Tad observaba a los llamativos vendedores del Polo de Nueva York y les dibujó en forma de perro ladrando, bautizando como Hot Dog al personaje principal de su nueva tira. El término se impuso inmediatamente.

Uno de los empleados de Charles Feldman, Nathan Handwerker, elevó el hot dog a la categoría de auténtica institución al fundar en 1916 la Nathan´s Famous Inc. La empresa tuvo un éxito fulminante. Posteriormente, los americanos han sabido estar sin sus franks, wieners o hot dogs, de los que actualmente consumen 20.000 millones al año, hechos de carne de cerdo, buey, ternera, cordero, pollo o pavo.

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