viernes, 1 de febrero de 2013
¿Nos resfriamos porque hace frío?
No directamente, pero el frío contribuye de la siguiente forma: cuando una persona tiene frío, se modifica su riego sanguíneo, reduciéndose en las extremidades así como en la faringe, boca y nariz. Y ese es exactamente el problema. La mucosa de la boca y de la nariz son elementos componentes de nuestro sistema inmunológico. Son los primeros en interceptar a los agentes patógenos y procuran evitar que resulten nocivos. Si esos órganos están débilmente irrigados, no trabajan con tanta efectividad.
Entonces los agentes dañinos tienen fácil el juego: los virus penetran y se producen los resfriados. Si esos virus no existieran, podríamos pasar todo el frío que quisiéramos sin que ello nos provocara un enfriamiento. La combinación de unas defensas debilitadas por el frío y la presencia de virus en el ambiente es la que provoca las toses y los estornudos.
Una buena explicación, fácil de entender y basada en la ciencia.
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