La palabra “gazpacho” –con que hoy designamos la sopa fría hecha a base de una emulsión de aceite en agua fría, a la que se agregan vinagre, sal, tomate, pimentón, trozos de pan remojado y otros diversos ingredientes, según la zona- puede tener su origen en el prerromano “caspa”, que significa “residuo” o “fragmento”, llegando al castellano a través del portugués caspacho. En su segunda égloga, el poeta romano del siglo I a.de C. Virgilio hablaba ya del gazpacho al describir la comida que Testilis preparaba para que los segadores recuperasen sus maltrechas fuerzas, majando ajos, serpol y otras hierbas aromáticas.
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