
Más de cien años han establecido la costumbre de que existan todavía diferencias entre los vestidos para la “temporada de invierno” y para la “temporada de verano”. Hoy a todos nos parece normal que así sea, aunque los nuevos sistemas de calefacción y aire acondicionado están comenzando a cambiar esa idea. Si en un futuro desapareciera esta organización de nuestros vestidos “por temporadas” no deberíamos extrañarnos; hasta el invento de la Couture, expresión francesa equivalente a Alta Costura, datada por el historiador François Boucher en 1858, a nadie se le había ocurrido cambiar de vestidos según la época del año. Lo normal era sobreponer unas prendas a otras cuando hacía frío.
Todo cambió cuando de la mano de una española, Eugenia de Montijo, esplendorosa e

La Emperatriz siguió la tradición francesa de promover la incipiente industria textil, y Worth entendió el encargo complicando la estructura del traje, al que añadió crinolinas, encajes, cintas, concibiéndolo como un auténtico espectáculo. Cuentan que la Emperatriz llamó a esos espectaculares vestidos sus “trajes políticos”. La Alta Costura fue también el nacimiento de una marca genérica que prestigió la forma de vestir en la gran etapa histórica de la burguesía.

Con la invención de “la colección” y del “desfile” de los vestidos sobre maniquíes, Worth ahorraba tiempo y ampliaba su clientela. Pocas de aquellas privilegiadas mujeres eran capaces de resistirse ante la espléndida visión de una bella modelo luciendo un espectacular atuendo. Su sistema de colecciones fue el que introdujo la costumbre del cambio instituido “por temporadas”: vestidos ligeros para el verano y vestidos más abrigados para el invierno.
La buena estrella de Worth hizo que los avances textiles impulsaran definitivamente su propuesta; así, el algodón y la seda fina encontraron terreno abonado en los frescos vestidos para el calor, y el terciopelo, la lana y la seda gruesa se convirtieron en calientes y elegantes indumentarias invernales.
La Alta Costura recogió como clientes, desde sus inicios, a las mujeres más bellas y más

A la muerte de Worth, en 1895, el sistema de colecciones y temporadas, una verdadera empresa de creación y comercialización de prototipos de vestidos, estaba consolidado y había sido adoptado por otros costureros que, como Worth, se enorgullecían de su profesión. La saga de los Worth, los hijos Jean Philippe y Gaston, los nietos Jean Charles y Jacques, así como los biznietos Roger y Maurice, mantuvieron la casa abierta en París y Londres hasta 1954, cuando la moda ya era completamente diferente de la que vio nacer la Alta Costura.
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