
La pintora Mary Cassatt fue la única representante americana del grupo impresionista francés original. Se enfrentó con una asombrosa seguridad a las dificultades y prejuicios que las artistas femeninas se encontraban en el siglo XIX, ganándose un puesto en la historia del arte contemporáneo.
Cassatt nació en 1844 en Pennsylvania. Entre 1851 y 1855 pasó diversas temporadas en Europa con su familia y en 1860 entró en las clases para mujeres que impartía la Academia de Bellas Artes de Filadelfia, por entonces la institución artística más progresista del país, tanto en su currículo como en su reputación por apadrinar el talento femenino. En 1865, Mary decide continuar su aprendizaje en Europa con la convicción de que allí podrá desarrollar mejor su creatividad. Pero cuando llega a París, se encuentra con que las academias de arte oficiales no admitían a mujeres, pero no se amilanó y consugió recibir clases particulares de pintores

En los años siguientes, Mary viajaría por Europa (Italia, España), involucrándose de forma activa en la vida política e intelectual de la capital francesa. Estudió en profundidad el estilo de los antiguos maestros, admiraba a Edouard Manet y Gustave Courbet y la entusiasmaba el arte de Edgar Degas. Éste, por su parte, descubrió las pinturas de Cassat en la edición de 1874 del Salon de París (“Aquí hay alguien que siente lo mismo que yo”, le comentó a un amigo) y en 1877 la invitó a unirse al grupo impresionista. Fue el primer movimiento artístico de la historia que dio una franca bienvenida a una mujer.


Tras someterse a una primera operación de cataratas en 1915, diez años después Mary se había quedado casi completamente ciega. Murió en 1926 en el palacio que había comprado en Mesnil-Théribus, Francia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario