
(Continúa de la entrada anterior)
¿Y qué pasó con los soldados holandeses que tuvieron un comportamiento tan poco honorable? Después de que los serbios se llevaran a los musulmanes de Srbrenica, la mayoría para ser asesinados, los holandeses negociaron la liberación de sus propios rehenes retenidos por el general Ratko Mladic. Después evacuaron la base bajo los atentos ojos de los serbios. Las cámaras capturaron la imagen del coronel Thomas Karremans bebiendo junto a Mladic y aceptando un regalo de despedida.
Cuando llegaron a Belgrado, los soldados holandeses celebraron su huida de una situación tan tensa, pero en Holanda, las fiestas eran lo último en lo que se pensaba. El pueblo holandés se hizo eco de las preguntas planteadas por los supervivientes musulmanes en Srebrenica: ¿Por qué hicieron tan poco por salvarlos? En algunos casos, los cascos azules incluso colaboraron en la separación de familias. El gobierno holandés dimitió en un escándalo en 2002 relacionado con su papel en Srebrenica, aunque se negó a pedir disculpas por sus acciones (o la falta de ellas). Una asociación de madres de Srebrenica ha llegado incluso a demandar al gobierno holandés por mil millones de dólares en daños por no proteger a sus hijos.
Hay numerosas razones por las cuales los holandeses no protegieron a los musulmanes de


Además de los hombres que habían sido separados de sus familias y llevados a los diferentes

Los serbios, algunos de los cuales llevaban cascos de las tropas de la ONU –robados de Camp Bravo, de donde los holandeses se habían marchado- patrullaban arriba y abajo por las carreteras rurales mientras, a través de megáfonos, gritaban: “Rendíos. Curaremos vuestras heridas”. “Rendíos y podréis ir a donde queráis”.
Miles de musulmanes se rindieron; descendieron de las colinas y los bosques con sus manos sobre las cabezas. Hay filmaciones de video tomadas por cámaras serbios que muestran ese momento. Los musulmanes rindiéndose porque ya no pueden más, heridos y hambrientos, los serbios sosteniendo sus armas y bromeando entre ellos.
Los serbios pusieron en fila a algunos de los musulmanes y los fusilaron inmediatamente. A otros les cortaron la garganta. Los que veían esto desde la linde del bosque, empezaron a suicidarse. Otros musulmanes fueron llevados a las misma nave en la que había estado Suljic. Allí, varios prisioneros redujeron a un centinela y lo mataron, momento en el que los serbios tiraron granadas al in

Al final, entre 3.000 y 4.000 hombres consiguieron alcanzar las líneas musulmanas en Tuzla, la mayoría de estos soldados habían tenido que esquivar emboscadas, arrebatar armas a los serbios y matar a varios enemigos. Otros 2.000 deambularon por los bosques durante meses, evitando a los serbios. Algunos fueron asesinados, otros murieron de hambre; otros consiguieron, por fin, alcanzar posiciones seguras.
En su mayor parte, las mujeres y los niños de Srebrenica llegaron a Tuzla, aunque los autobuses fueron detenidos numerosas veces en el camino por puestos de control serbios, donde los soldados buscaban hombres vestidos con ropas femeninas. Algunas de las mujeres fueron violadas.
En los campos de la muerte se utilizaron palas excavadoras para tapar las zanjas llenas de cadáveres. Estas tumbas masivas, que fueron detectadas por aviones espía norteamericanos utilizando tecnología infrarroja, junto a las historias de los supervivientes que habían comenzando a llegar a Tuzla, descubrieron a los serbios. Ni los Estados Unidos ni las Naciones Unidas habían hecho nada por detener a los asesinos en Srebrenica; pero esta masacre fue la última gota. O casi.
El 28 de agosto, las fuerzas serbias que asediaban Sarajevo, dispararon morteros a un


Parte del genocidio consiste en matar a personas incluso cuando no sacas nada provechoso de ello –asesinar científicos y médicos judíos, o maestros y hombres de negocios armenios, por ejemplo- y, en último término, Mladic y Karadzic se dejaron guiar no por consideraciones de tipo práctico, sino por puro racismo. Querían vengar masacres cometidas por los turcos cientos de años antes, el dolor que sufrieron los serbios en la Segunda Guerra Mundial (los padres de Mladic murieron asesinados por nazis croatas). Y actuaron con semejante desfachatez, porque la débil respuesta de la ONU les indujo a pensar que eran más poderosos de lo que en realidad eran.
Tras el fin de la guerra, Ratko Mladic dimitió como comandante de las fuerzas serbob



Aunque estos dos hombres sean finalmente condenados por crímenes de guerra, Srebrenica nunca volverá a ser la misma. Sólo hay unos 4.000 musulmanes en la actual Srebrenica -ahora ciudad serbia- y sus alrededores. Antes de la matanza había 25.000. Aunque las páginas web locales han vuelto a hablar de su belleza pastoral y sus manantiales de aguas medicinales, la mayor parte de los musulmanes que aún viven aquí son mujeres y niños que perdieron a maridos, hijos y padres. Es una ciudad poblada por los fantasmas de los muertos y los espíritus, ya marchitos, de los vivos.
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