martes, 23 de marzo de 2010

Flagelantes, los azotes de Dios


Se llamó flagelantes a distintos grupos de carácter religioso que, desnudo el torso, se azotaban sin piedad con látigos rematados en puntas metálicas, mientras recitaban oraciones o entonaban cánticos para practicar la mortificación penitencial y participar en la pasión de Cristo, en la creencia de que el sufrimiento y el odio al cuerpo y sus pasiones eran la única vía para la salvación de su alma.

La secta fue creada en 1260 por Rainieri, un monje dominico italiano y estimulada por la difusión de obras proféticas de Joachim de Fiore. Estaban obsesionados por la idea de aplacar la cólera divina, que se manifestaba, por ejemplo, en las epidemias, las guerras y los desórdenes políticos y religiosos, y que les hacía adivinar el próximo fin del mundo. Los adeptos de la secta se agruparon pronto en cofradías itinerantes que iban de pueblo en pueblo, extendiéndose, en diversas oleadas, por toda Europa.

Ante los abusos fanáticos, la Iglesia reaccionó, y el 20 de octubre de 1349, el papa Clemente VI promulgó una bula condenando sus prácticas y ordenando su persecución. Finalmente, fueron prohibidos por la Iglesia en el Concilio de Constanza de 1417 y la secta perdió todo vigor al ser apresados sus cabecillas. A pesar de ello, algunos grupos se mantuvieron en confraternidades y comunidades heréticas hasta el siglo XVI.

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