sábado, 11 de julio de 2009

El rezo del Ángelus


El 29 de junio de 1456, el papa español Calixto III (1378-1458), que había sido elevado al trono pontificio el año anterior, promulgó una bula papal contra el cometa Halley, que era visible por aquellas fechas. Su decreto pedía que todos los católicos orasen para que el cometa, un “símbolo de la ira de Dios”, desapareciese o, al menos, fuese desviado contra los turcos, que, en 1453, habían conquistado Constantinopla. De aquella bula papal procede la costumbre del rezo del Ángelus.

Esta oración en honor del misterio de la Encarnación –que comienza con las palabras Angelus Domini nuntiavit Mariae (“el ángel del Señor anuncio a María”)-, nacida, pues, para rogar por la desaparición de un cometa, primeramente se rezaba al amanecer y a la caída de la tarde; actualmente se reza al mediodía todos los días. Se recitan de manera alternante un versículo y la respuesta. Entre cada uno de los tres textos se recita el Ave María.

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